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Foto de referencia. Migración Colombia tramitó la deportación de la colombiana Echeverría desde Suiza. | Foto: Archivo de El País

Transformar, educar, comunicar

Si en tiempo atrás le echábamos la culpa a la marihuana, las drogas y el alcohol, hoy es la era digital con las redes sociales y los aparatos electrónicos los que causan esos efectos

23 de febrero de 2022 Por: Jorge Humberto Cadavid Pbro

Tres verbos que nos invitan a ejecutar una acción y puestos en este orden me ayudan a explicarles el sentido de mi opinión hoy, que es el deseo de gritar que necesitamos cambiar el mundo, su manera de pensar, su manera de vivir y por supuesto esto depende del sentido de nuestras inter-relaciones, que no son otra cosa que mirar la manera de comunicarnos, y en el fondo de toda comunicación está la educación , la formación y su base fundamental sobre la que se soporta: la familia.

Dos circunstancias vividas a diario me llevan a estas reflexiones, ya que como dice el principio hermético, ‘como es arriba, es abajo’, o como a través del pensamiento griego se tuvo muy presente que el inmenso universo, su verdad, se encuentra en el hombre; lo macro del universo, se refleja en lo micro del hombre. Recordando un meme que en alguna oportunidad me llegó, en el cual un científico queriendo que su pequeño hijo le dejara estudiar, investigar, le entretuvo cortando la figura de un mundo en pedacitos, creyendo que así lo lograría, pero no tomó en cuenta que el anverso de la foto tenía la figura de un hombre de la cual se percató el niño, y al darle la orden su padre que le armara el mundo que estaba en esos pedacitos de la foto, el niño en un instante se lo armó, siguiendo lo que conocía que era el hombre. Fue tal el asombro para su padre, que entendió, así, que para ordenar el mundo hay que empezar por arreglar al hombre.

La pregunta para hoy en día, sería: ¿Después del Covid-19, qué tenemos que hacer para organizar el mundo? Somos vulnerables, necesitamos que entendamos que esto lo hacemos caminando juntos, participando todos en la misma intención, tenemos que recuperar la fraternidad para que sintiéndonos hermanos, amigos, no enemigos, pongamos nuestros mejores esfuerzos, con verdadera sensibilidad y ternura por el otro, por los otros, para empeñarnos en una tarea que es para valientes, no para egoístas y amargados que quieren mantenerse en el pasado y regresar a la comodidad del anestesiamiento de la conciencia, o la dependencia esclavizante del que alquila su libertad y su dignidad por la irresponsabilidad con la cual asume la existencia.

Para salir de esa situación de embargo de nuestras vidas, para transformar el mundo, hay que liberarlo de dos elementos que hoy en día anestesian la conciencia y esclavizan de tal manera al hombre que le impiden conocer la verdad, y le someten el alma tanto que están convirtiendo en sumisos e insensibles a los niños y jóvenes, de tal manera que ya no hay comunicación sensible y tierna, ya no parecemos humanos. Si en tiempo atrás le echábamos la culpa a la marihuana, las drogas y el alcohol, hoy es la era digital con las redes sociales y los aparatos electrónicos los que causan esos efectos. Como en la anterior época padres, profesores, adultos, mandaban a sus hijos a conseguirles la droga, y así se iniciaron los pequeños en su conocimiento, hoy para poder estar tranquilos y los dejen trabajar, desde que el niño que gatea se le distrae con la tableta, celular, Televisión. La familia, el hogar, es entonces la escuela de los nuevos adictos, de los nuevos alienados.

Hay que volver a ser responsables en la educación, en la comunicación intra-familiar, para ello hay que pensar en cambiar la manera de pensar para tener una vida digna humana, que en verdad cree una cultura justa, equilibrada y libre, que sea fundamento para la paz.