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¿Qué estamos haciendo?

Es la pregunta que los fariseos y saduceos se hacen ante la...

9 de abril de 2012 Por: Jorge Humberto Cadavid Pbro

Es la pregunta que los fariseos y saduceos se hacen ante la presencia de Jesús y la misma nos la hacemos nosotros cuando miramos a la Iglesia y lo que ella hace, y nos cuestionamos: ¿Qué influencia ejerce la fe en la política? Queremos respuesta a ese interrogante y más en una semana como la que acaba de pasar en la que entramos en ambiente de fe. En un mundo donde lo político, lo civil, se torna tenebroso y obscuro, como si no tuviese rumbo, ¿estaremos dispuestos a tomar conciencia de ello? Hoy se utiliza la Semana Santa para descansar, para salir de vacaciones. Un reducido grupo se concentra en la celebración, de tal manera que tranquiliza a la Iglesia, pero ella misma se tendría que preguntar, ¿lo que hacemos, está cambiando el estilo de vida de quienes participan y su influjo repercute en el entorno?El mundo le hace la pregunta a este periplo realizado por el Jefe de la Iglesia Católica, especialmente a Cuba. ¿Qué fue lo que hizo? ¿Cuál resultado obtuvo? Y se cuestiona la participación fría de un pueblo que asiste, pero que no parecía motivado por lo que se celebraba, un pueblo en su mayoría obligado para hacer presencia y un pueblo amedrentado y amenazado que no podía expresar su sentimiento, como sí lo hizo aquel individuo que gritó desde la multitud: “En cuba no somos libres” y oh, sorpresa, era agredido por un camillero con emblema de la Cruz Roja y hasta hoy es invisible para todos, no sabemos ni quien era, ni cuál fue su fin.Hacía más de 50 años que Cuba no celebraba como fiesta el Viernes Santo; como resultado de esta visita, y por petición de Benedicto XVI, este año lo celebró y aquí es donde puede empezar a darse la respuesta al qué estamos haciendo. Nuestra mirada como en Cuba, la debemos dirigir a Jesús. Él es el fundamento de algo nuevo: la Iglesia. Jesús realizó el encargo de Dios de construir un segundo instrumento para la paz junto al pueblo elegido de Israel. Con esto, Jesús se sitúa en la primera línea de combate; se enfrenta con las autoridades políticas de su tiempo, como lo vemos en este texto que hemos citado y muchos más como lo observamos en los días santos. Él se empeñó apasionadamente por la Justicia y quiso cambiar el mundo. La Iglesia de Cristo debe trabajar para que el mundo llegue a ser más justo y más pacífico.Como lo decía en entrevista a los periodista mientras volaba de Roma a México en este viaje que lo llevó también a Cuba, ante el interrogante sobre la influencia que tendría su visita en los dos espacios de permanencia, donde la criminalidad había aumentado exorbitantemente y la democracia no era el mejor signo de la libertad del pueblo Cubano, respondió con el deber fundamental de predicar a Dios, para abrir una conciencia en el hombre que lo acepte, para que se cumpla el atributo esencial de Dios definido bíblicamente, cual es la justicia.Justicia es intervenir en forma activa, tomar la ofensiva a favor de una convivencia en la que todos vivan en paz. Jesús entregó su vida por la justicia; quien se coloca frente a los hombres que andan como ovejas sin pastor, quien los reúne y los hace conscientes de si mismos, esto hizo Benedicto XVI en sus homilías pronunciadas en este viaje, se torna peligroso para todos los que ostentan el poder, y como Iglesia somos usted y yo, ¿estamos dispuestos a luchar apasionadamente por la justicia y revindicar al hombre aun con nuestra propia vida?