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‘¡Oh, God!’

Hoy más que nunca el llamado es a arriesgarse a amar, que el amor trae la vida, y a dejar el odio que solo produce violencia y muerte.

18 de junio de 2019 Por: Jorge Humberto Cadavid Pbro

Cuando el 2 de abril de este año el papa Francisco entrega al mundo su carta exhortación con la cual presenta algunas reflexiones a los jóvenes tomadas del Sínodo sobre la Juventud realizado en Roma en octubre del año pasado, que lleva como nombre en latín ‘Christus Vivit’, vino a mi memoria una película americana del año 77, con Jhon Denver de protagonista quien hacía de dependiente en una tienda de superficie de alimentos, basada en la novela de Avery Corman y que en castellano dice: ¡Oh, Dios!

La trama es sencilla: Dios ha escogido a este hombre para que le diga al mundo que él está vivo, que lo han olvidado; hasta su esposa cree que ha perdido la cordura y termina en los tribunales probando que Dios existe. También me trajo a la mente aquel tráiler entre un profesor y un alumno y su apuesta para probar que Dios no ha muerto, o también el otro entre el profesor ateo y el alumno en el cual el alumno contradice al profesor a sus negaciones de Dios con la misma ciencia y le prueba por ello la existencia de Dios; y a medida que entraba al contenido de la carta dirigida por el papa Francisco a los jóvenes, pero en ella nos habla a todos, se me hacían presentes en sus palabras el entusiasmo de estos muchachos de los tráiler y el dependiente del supermercado para decirnos que Cristo vive y te quiere vivo; que todo lo que él toca se vuelve joven. “Él está en ti, Él está contigo y nunca se va. Por más que te alejes, allí está el Resucitado, llamándote y esperándote para volver a empezar. Cuando te sientas avejentado por la tristeza, los rencores, los miedos, las dudas o los fracasos, Él estará allí para devolverte la fuerza y la esperanza” (No.2).

Maravillosamente el Papa quiere descubrirle a los jóvenes que en todas las épocas aunque no se les de importancia, Dios ha querido demostrarle al mismo hombre, cómo él sí confía y pone la esperanza en la juventud y nos trae ejemplos preciosos del Antiguo Testamento: José, que siendo uno de los más pequeños, le comunica en sueños cosas grandes y los superó en grandes tareas a sus hermanos, cuando apenas llegaba a 20 años, así en Gedeón acepta la sinceridad de la juventud que no le gusta acaramelar las verdades, a Daniel que siendo niño lo hace juez ante los ancianos; Samuel, Salomón, David. Jesús elogia al joven pecador que retoma el buen camino más que al que se cree fiel pero no vive el espíritu de la misericordia ni del amor. Jesús el eternamente joven, quiere regalarnos un corazón siempre joven, por eso dice: “La verdadera juventud es tener un corazón capaz de amar. En cambio, lo que avejenta al alma es todo lo que nos separa de los demás”. Por eso concluye: “Por encima de esto, revístanse del amor, que es el vínculo de la perfección” (Col 3,14).

Esta hermosa carta, después de hacer un recorrido por todo lo que es, tiene, sufre, y espera la juventud, hace el gran anuncio al mundo y a los jóvenes como lo reseñado al principio de las películas y los tráiler y afirma convencido: “Ante todo quiero decirles a todos la gran verdad: Dios te ama; por amor se entregó para salvarte; Y él vive, y está presente en toda tu vida para llenarte, para que no estés solo, para que no te sientas abandonado”. Hoy más que nunca el llamado es a arriesgarse a amar, que el amor trae la vida, y a dejar el odio que solo produce violencia y muerte.