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No somos dueños de la creación

“Es obligación de todos nosotros impulsar actividades que pongan a los jóvenes a prueba, que les hagan sentirse protagonistas, es un riesgo, que nos produce miedo, pero precisamente por eso hay que reaccionar enseguida, con una auténtica revolución cultural del diálogo”.

6 de octubre de 2021 Por: Jorge Humberto Cadavid Pbro

La tierra nos precede y nos ha sido dada, recordó el Pontífice, y “somos administradores de los bienes, no propietarios”, pero “la economía enferma que mata” surge precisamente “de la suposición de que somos propietarios de la creación, capaces de explotarla para nuestros propios intereses y crecimiento”. En su videomensaje para el Segundo Encuentro Mundial de Jóvenes Economistas y Empresarios, el papa Francisco renueva para ellos la tarea de “buscar nuevas formas de regenerar la economía” tras la tragedia del Covid-19, para que sea “más justa, sostenible y solidaria, es decir, más común”.

Es en dicha reunión, hablándoles a los jóvenes economistas y empresarios en su segundo encuentro, que les hace un recorderis de lo que ha insistido en estos últimos años sobre la economía, y la creación de un movimiento hacia una nueva política, la buena política, diciéndoles: “A ustedes jóvenes, les renuevo la tarea de poner la fraternidad en el centro de la economía” para demostrar, “guiados por el amor del Evangelio”, que “existe una economía diferente”, y que puede ser “más justa, sostenible y solidaria, es decir, más común”.

Y recordando su libro ‘Dios es joven’, en el que nos hace un llamado a lo que también ha insistido en estos últimos años, que siendo los jóvenes y los adultos el motor de la humanidad, se debe entrar en un diálogo de confianza, sin temores ni miedos, y por eso nos dice: “Es obligación de todos nosotros impulsar actividades que pongan a los jóvenes a prueba, que les hagan sentirse protagonistas, es un riesgo, que nos produce miedo, pero precisamente por eso hay que reaccionar enseguida, con una auténtica revolución cultural del diálogo”.

En su videomensaje al final de la jornada, el Papa comenzó explicando que había escuchado “las experiencias e iniciativas que han construido juntos” y agradeció a los jóvenes “el entusiasmo con el que llevan a cabo esta misión de dar un alma nueva a la economía”. Subrayó que la tragedia del Covid-19 no sólo “nos ha revelado las profundas desigualdades que infectan nuestras sociedades: también las ha amplificado”. Y recuerda “el gran aumento del desempleo, la pobreza, la desigualdad, el hambre” y la exclusión de muchos de la atención sanitaria necesaria.

No olvidemos que algunos pocos han aprovechado la pandemia para enriquecerse y encerrarse. Todo este sufrimiento recae de forma desproporcionada en nuestros hermanos y hermanas más pobres.

La Tierra nos precede y nos ha sido dada, recordó el Pontífice, y “somos administradores de los bienes, no propietarios"”, pero “la economía enferma que mata" surge precisamente "de la suposición de que somos propietarios de la creación, capaces de explotarla para nuestros propios intereses y crecimiento”.

La pandemia nos ha recordado este profundo vínculo de reciprocidad; nos recuerda que hemos sido llamados a cuidar los bienes que la creación da a todos; nos recuerda nuestro deber de trabajar y distribuir estos bienes para que nadie quede excluido. Por último, también nos recuerda que, inmersos en un mar común, debemos abrazar la necesidad de una nueva fraternidad.