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¿En crisis la ética?

El carrusel de la contratación, con Miguel Nule, en la administración de Samuel Moreno; el millonario escándalo de corrupción por las coimas a funcionarios públicos de Odebrecht; el fiscal anti-corrupción acusado de corrupción, son tres de las muchas manifestaciones que hoy en día confirman lo que el papa Francisco en su exhortación sobre el año de la misericordia dice al hablar de la “corrupción”, como la llaga putrefacta que ha invadido todas las actividades del ser humano y que se debe combatir para que no se destruyan la esperanza y el futuro de la persona y de la humanidad.

23 de julio de 2017 Por: Jorge Humberto Cadavid Pbro

Cuando en mi hogar de ocho hermanos se nos enseñaba a ir a misa todos los domingos, y de allí dependía todo para ser más placentero o no dicho día, al preguntar por qué esta condición, nuestro padre respondía: para que la religión que practiquen al ir a misa les enseñe por lo menos a temer a Dios, para que respeten a los hombres.

El carrusel de la contratación, con Miguel Nule, en la administración de Samuel Moreno; el millonario escándalo de corrupción por las coimas a funcionarios públicos de Odebrecht; el fiscal anti-corrupción acusado de corrupción, son tres de las muchas manifestaciones que hoy en día confirman lo que el papa Francisco en su exhortación sobre el año de la misericordia dice al hablar de la “corrupción”, como la llaga putrefacta que ha invadido todas las actividades del ser humano y que se debe combatir para que no se destruyan la esperanza y el futuro de la persona y de la humanidad. El escritor Zigmunt Bauman, en su último libro ‘La ceguera moral’, lanza una voz de alerta que se une a la que años atrás hacía Gilles Lipovetsky, cuando en su libro ‘El crepúsculo del Deber’ avisa a la humanidad cómo la postmodernidad ha relevado las razones del deber que generaron y fueron fuente de la virtud y han sido suplantadas por el placer que busca la felicidad individual y subjetiva, que son reveladoras de lo que hoy se ha convertido como una actitud generalizada que se palpa con los niveles tan altos de corrupción, en las personas y las instituciones.

Bauman, Lipovetsky, el papa Francisco, ahora la revista Semana hace dicha pregunta: ¿Qué se debe hacer para superar la crisis ética? Esos seis académicos, consultados dijeron: educar para que asumamos que la corrupción es un lastre que debemos dejar atrás, por supuesto mejorando la Justicia, el sistema económico, la política y los partidos; fortalecer las instituciones, hacer cumplir las leyes y las reglas de convivencia, ejercer control ciudadano, haciendo más igualitaria la sociedad colombiana y favorecer y luchar por el Bien Común, de tal manera que seamos coherentes en las leyes, en la moral, y en la cultura.

Adela Cortina en su libro ‘Para qué sirve la ética’ dice que “ningún País puede salir de la crisis si las conductas inmorales de sus ciudadanos y políticos siguen proliferando con toda impunidad” y permítanme concluir como empecé: mi padre tenía razón para que reconociendo un ser superior nos dejáramos guiar por su sabiduría de amor a los hombres y respeto a la Justicia, para podernos entender como hermanos y lograr la dignidad y realización en la sociedad.