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El arte de saber gobernar

Casi todos los pensadores están de acuerdo con que la ‘política’ es el arte de saber gobernar, aunque hay muchos matices dentro de la definición global

12 de noviembre de 2017 Por: Jorge Humberto Cadavid Pbro

Casi todos los pensadores están de acuerdo con que la ‘política’ es el arte de saber gobernar, aunque hay muchos matices dentro de la definición global. Por ejemplo, para Maquiavelo este saber lo determina el fin que se quiere conseguir y para ello no importan los medios que use. Mientras que Hobbes entendía que era la lucha de todos contra todos y por eso el hombre se convertía en el peor enemigo del mismo hombre: “El hombre es un lobo para el hombre”; o se individualizaba tanto que invertían la razón fundamental de Aristóteles para que por medio de la política se consiguiera la ‘felicidad’ de la sociedad, de los individuos, y terminaba en unos pocos.

En otra columna de opinión hace unos meses decía que la política en sí no es la mala, sino quienes la ejercen: los políticos. Cada uno de ellos la va acomodando a sus intereses y la pervierte, haciéndola corrupta. Esta corrupción inicia su camino en ella cuando esta actividad humana tendiente a gobernar o dirigir la acción del Estado en beneficio de la sociedad se direcciona a pequeños grupos o personas o élites sociales o familias, en detrimento del futuro de las personas y de la sociedad por la exclusión y la no participación del bien común de todos los asociados.

La política que es un quehacer ordenado al bien común, necesariamente tiene que ver con la moral, puesto que tiene como ocupación y actividad primordial lograr el poder cuyo fin es conseguir el bien común y así ponerse de acuerdo con la generalidad de la sociedad o del pueblo. Entendido así, es llamada por el papa Francisco la expresión más perfecta de la caridad cristiana y por eso se pregunta: ¿Dónde están los auténticos y comprometidos cristianos que se ocupen de esta política?

La información siempre ha sido fuente de poder. Por tal motivo, quienes desean gobernar o llegar al poder caen en la tentación de la manipulación de los medios, lo cual se hace muy grave en esta era de la aldea global y de lo instantáneo donde hay demasiada información y poco tiempo para procesarla. Ya el Papa, en su mensaje a los medios de comunicación para el año 2018, adelantó parte de sus contenidos retomando lo dicho en otras oportunidades sobre ‘El chisme, la desinformación y la calumnia’ y le agrega ahora la “coprofagía”, las llamadas fake news, la guerra sucia donde se mezclan con trozos de verdad las infamias para ganar esa guerra por alcanzar el poder. El Papa ha dicho que son mas dañinas que las bombas de los terroristas, no solo dividen sino acaban con las vidas de muchas personas y sociedades.

Precisamente en las redes se dejan sentir los jóvenes que quieren dar un vuelco a esta forma de hacer política con propuestas limpias, con una conciencia abierta por el bien común y la inclusión. Por eso, teniendo en cuenta la afirmación de Adela Cortina: “Ninguna sociedad puede funcionar si sus miembros no mantienen una actitud ética. Ni ningún país puede salir de la crisis si las conductas de sus ciudadanos y políticos siguen proliferando con tanta impunidad”, es que debemos renovar a nuestros políticos, para que se renueve el ‘arte de saber gobernar’.