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Corrupción

“Esta llaga putrefacta de la sociedad es un grave pecado que grita...

5 de febrero de 2017 Por: Jorge Humberto Cadavid Pbro

“Esta llaga putrefacta de la sociedad es un grave pecado que grita hacia el cielo pues mina desde sus fundamentos la vida personal y social. La corrupción impide mirar el futuro con esperanza porque con su prepotencia y avidez destruye los proyectos de los débiles y oprime a los más pobres”. (MV 19).En el contexto mundial donde Venezuela, Nicaragua y México ocupan los primeros lugares, Colombia bajó del puesto 83 al 90, no mejoró en rango, según publicación de Transparencia Internacional. Aunque no recoja este estudio las opiniones de la ciudadanía, sino de expertos sobre la corrupción en el sector público, por supuesto que en el común de las gentes se entiende que dicha corrupción se encuentra en todos los sitios pero con una grande percepción que parece sistémica en políticos y gobiernos. Ahora con la información globalizada e instantánea, pareciera que se ha aumentado y que el fenómeno toca de igual forma al sector privado que se consideraba sano.Para Transparencia Internacional, la corrupción se define como “el abuso del poder delegado para beneficio propio”. La puntuación de un país - territorio indica el nivel de percepción de corrupción que existe en este, en una escala de 100 (percepción de ausencia de corrupción) y 0 (percepción de muy corrupto). Entiendo que el abuso del poder delegado es el que reciben los políticos para llegar a los cargos para el Ejecutivo (presidente, gobernadores, alcaldes) o para el Legislativo (Congreso, asambleas y concejos). Queda un tercer poder que es el Judicial, pero sabemos que éste se conforma por los dos anteriores en sus nominaciones y elecciones. Luego, en palabras sencillas quien se haga al poder delegado y de la manera como lo logre es que da pie a la corrupción. De ahí que en Colombia constatemos que la corrupción se inicia en el apoyo de las campañas, por empresas, transnacionales, mafia, etc., que después cobran los dividendos que se descubren en los famosos carruseles de contratación y corrupción.El papa Bergoglio en el año 2005 en su discurso ‘La nación para construir’, dijo: “El quehacer político es una forma elevada de la caridad, de amor, y por lo tanto un problema teológico y ético, por eso es importante rehabilitar lo político y la política en su total amplitud”. Cuando observamos la realidad de la corrupción debemos pensar, ¿en qué momento se empezó a enfermar la humanidad?, el espíritu del hombre que está enfermo. Las respuestas las encontramos en esa crítica de la modernidad líquida, en donde como el agua todos nos acomodamos a lo que nos conviene y ocupamos los espacios igualando todo en un solo nivel, hasta llegar por el narcisismo y egoísmo a la ceguera moral, de tal forma que tenemos unas generaciones blanditas, hipersensibles al sufrimiento, incapaces de responsabilidad confundiendo la felicidad en el placer y lo inmediato y desechable de la existencia.Tenemos necesidad de una materia prima capacitada para sortear las crisis y no dejarse contaminar de la corrupción, rehabilitando el quehacer político, con gente renovada y purificada en el crisol de la lucha por el Bien Común como expresión elevada del sentido de la caridad.