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Confianza

Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. Y nosotros hemos creído y conocido que tú eres el Santo de Dios.

5 de mayo de 2020 Por: Jorge Humberto Cadavid Pbro

Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. Y nosotros hemos creído y conocido que tú eres el Santo de Dios. Sí, esto es confianza; los discípulos de Jesús tenían la esperanza en él, porque habían vivido con él y lo veían actuar con autoridad; eso les daba seguridad, seguridad que obtuvieron cuando los llenó el Espíritu Santo para emprender la acción tan difícil y comprometida de la evangelización.

Las informaciones de las últimas semanas revelan un creciente apoyo en los países nórdicos: Suecia, Noruega, Finlandia, Dinamarca a sus ejecutivos y sus jefes de gobierno, habitual en momentos de crisis, pero relacionado también en este caso con la tradicional confianza que existe en las autoridades. Allí sus pueblos les creen a los gobiernos, las autoridades y a los medios, esto es lo que ha facilitado gestionar algunas situaciones, por eso sus gentes confiaron en las recomendaciones y fueron los mejores en seguirlas, y hoy nos muestran un resultado diferente a los del mundo entero.

Al ver lo que sucede en estos países nórdicos, y lo que veo a mi alrededor con las gentes y a la insistencia de nuestras autoridades en que se acaten las normas de distanciamiento y de purificación para no permitir el transporte del virus, y escucho al presidente de Uganda hablándoles tan fuerte a sus ciudadanos, siendo realista y gritando que Dios está muy ocupado para pensar en tanto idiota, me vienen a mi mente en dos líneas distintas dos personajes: Nietzche, cuando dice en el Zaratustra, hablando sobre el superhombre, que solo se debe hacer caso a la Tierra, a la naturaleza; y el pastor luterano alemán ‘Martín Nieomoller’ en su poema tan actual: “Primero se llevaron a los judíos, pero a mí no me importó porque yo no lo era; luego arrestaron a los comunistas, pero como yo no era comunista tampoco me importó; más adelante, detuvieron a los obreros, pero como no era obrero, tampoco me importó; luego detuvieron a los estudiantes, pero como yo no era estudiante, tampoco me importó; finalmente, detuvieron a los curas, pero como yo no era religioso, tampoco me importó; ahora me llevan a mí, pero ya es tarde”.

En el relato del evangelio de Juan, capítulo 6 con el cual empezamos nuestra opinión, decía el papa Francisco el 27 de marzo, que es el único momento en que dicen que Jesús dormía, mientras los discípulos se desesperaban, ellos no desconfiaron de Jesús, sino que les molestó el que no se preocupara que se hundían, lo despertaron y actuó de inmediato, calmó el mar, pero enseguida los reprocha diciéndoles: ¿Por qué tenéis miedo? ¿Aún no tenéis fe?

Sí, la gente se siente desprotegida cuando medios, autoridades, gobierno, cada uno trata de salvarse como puede y ve que se tarda, o no escucha, o informa lo que le conviene aumentando la angustia y el desespero y no encuentra un líder que asuma con entereza el timón de la barca para que la lleve a puerto seguro; que crea en las leyes naturales y las respete y que le duela el hombre y su vida para que vea que sí le importa la vida de los otros y no se encierra solo en sus intereses; Jesús sintió tristeza ante el no te importa de los apóstoles, porque él sí los ama, lo que pasa es que el hombre olvidó confiar en él.