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Harold, el Personero imprudente

La terna final la conformaban Harold Cortés, José Ignacio Arango y Noralba García. Entre ellos, el Concejo de Cali debía terminar de decidir, a través de votación, quién sería el Personero Municipal.

3 de enero de 2021 Por: Jorge E. Rojas

La terna final la conformaban Harold Cortés, José Ignacio Arango y Noralba García. Entre ellos, el Concejo de Cali debía terminar de decidir, a través de votación, quién sería el Personero Municipal. Por ley, el trabajo del Personero es vigilar la conducta de quienes ejercen funciones públicas, haciéndoles control administrativo. Es algo así como el juramento hipocrático que hacen los médicos y que los compromete a salvaguardar la vida. Una obligación ética. Un manual de conducta.
Aunque ese tal vez sea mal ejemplo en la ciudad: acusado de celebración de contratos sin requisitos legales y peculado por apropiación, un médico fue elegido Alcalde. Qué vergüenza. Lo siento. Mejor volvamos al tema de la terna.

Resulta que curiosamente, a pocos días de la votación en el Concejo, Noralba García y José Ignacio Arango declinaron sus candidaturas (estamos hablando de febrero 2020). El caso de Noralba no lo conozco bien pero es muy raro. Arango, por su parte, dijo que tenía razones personales para renunciar. Y eso es verdad pero solo de cierta forma. Porque José Ignacio sí tenia un tema que atender. Una historia familiar con la que lo extorsionaron para que se hiciera a un lado. Se iba o la hacían pública. Entonces se fue. Lo fueron.

Cuando se confirmó lo inevitable, Harold Cortés dijo que había puesto su nombre a consideración en consecuencia de la experiencia que ya tenía: “Fui director operativo para la vigilancia de la conducta oficial en la Personería en el periodo 2008-2012 y conocí el interior de esa entidad, pasé por todas las direcciones y ejercí como personero encargado. Por eso siempre quise volver para ayudar a mi ciudad”, contestó a El País en una entrevista del día de su elección. ¡¡Tan bello!!

El periodo 2008-2012 es el periodo correspondiente a la primera administración Ospina. Tiempo que dedicó a archivar todas las investigaciones que cursaron contra los compinches y testaferros de Alí-ba Iván. Todo lo relacionado con la malversación de fondos en la remodelación del Estadio. Todo lo de Megaobras. Cuando empezó su cruzada, el personero titular era Manuel Torres. Pero cuando Torres fue reemplazado por Andrés Santamaría, a Harold Cortés lo declaran insubsistente. Como si faltara algo, en su currículo también hay una demanda por lesiones personales que él explica con un trabalenguas: “En el 2011 yo estaba en Medellín, y fui atacado por unos jóvenes alicorados. En virtud de la legítima defensa, me defendí y fui lesionado, por lo que interpuse una denuncia penal por lesiones personales. Esas personas en retaliación interpusieron posteriormente la misma denuncia. En el 2018, quien interpuso la denuncia desistió de ella porque estaba presentando problemas con la Justicia. Ese caso hoy ya está archivado”.

Si se tratara del señor de la tienda, me importaría poco su vida anterior. Pero es el Personero. Al que no satanizo porque hoy tenga domicilio en el mismo conjunto residencial del barrio Santa Rita donde viven el exgobernador del Valle, Juan Carlos Abadía, y el gerente de Abastecimiento de Emcali, Arturo Fernández. Ni más faltaba. Y mucho menos voy a criticarle la entrañable amistad que desde el colegio Berchmans lleva con el gerente de Emcali, Juan Diego Flórez. Ni que a la pasada Administración haya llegado como cuota del ‘negro’ Martínez, tan amigo por esa época de Alí-ba Iván (dejo constancia en @rojas_velasco). Ni voy a sospechar de esas convenientes cercanías. Lo que me inquieta es que siga sin darle respuesta a las preguntas que ha estado haciendo el abogado Elmer Montaña, que a través de un derecho de petición (lo dejo también en las historias de mi cuenta de Instagram) le pidió al Concejo explicaciones sobre el viajecito de fin de año que armó el buen Harold. Para quienes se entretuvieron con la Feria Virtual, el Personero pidió un permiso de tres días que se convirtieron en ocho. De compras en Estados Unidos, se fue el 23 y llegó el 30. ¿Cómo es qué dice el refrán? ¿Lo Cortés no quita lo valiente? ¿O lo imprudente?