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El profe Biojó, el gerente de Indervalle y Carlos Diago

Ilusionado, el profe lleva días conjugando el futuro sin dudas. Se ve allí, en su empleo nuevo, sonrisa de oreja a oreja, no tan profe y sí muy aprendiz.

2 de agosto de 2020 Por: Jorge E. Rojas

En las dos últimas semanas varias pequeñas noticias felices han hecho sus anuncios vibrantes en el nuevo celular del Profe Biojó: un señor de nombre Gonzalo Velasco lo llamó a decirle que tenía una ayuda para entregarle, y ese día, entonces, el profe pudo hacer un buen mercado para su familia. También se comunicó la señora Hilda Guerrero, quien le habló de una nevera que quiere cederle para cuando los tiempos mejoren y él pueda abrir otra vez la sede de ‘Talentos Fútbol Club’; no se la entrega ahora mismo porque en el edificio donde vive tienen prohibidos los trasteos hasta que la pandemia afloje. “Pero la nevera ya es suya”, le prometió ella.

Durante estos días al profe también lo buscó la señora Olga Lucía Restrepo, y un buen hombre que se llama Carlos, pero del que no recuerda el apellido; solo que fue muy buena gente. El profe cuenta los detalles verdaderamente feliz, como si el apocalipsis ya tuviera vacuna en su mundo. En su lista de agradecimientos, un inventario que recita lleno de amor cada que puede, uno de los nombres que más repite es el del exalcalde Ricardo Cobo: “Fue la primera persona en llamar, el doctor me regaló este teléfono por el que estamos hablando…”, me ha dicho varias veces. Mientras conversamos de las buenas nuevas, hay momentos en que el profe jura que todo parece un sueño. Luego vuelve a insistir en la bondad de su dios.

Una de las llamadas que más sonrisas le sacaron, se la hizo Karina Parra, periodista de Indervalle que lo contactó en nombre del gerente, Carlos Felipe López. Según cuenta el profe, ella le estuvo preguntando por su experiencia como monitor deportivo porque parece que puede existir la posibilidad de un empleo a su medida. Y le pidió la hoja de vida por Whatsapp. Lo que ocurrió en adelante no sabe bien cómo explicarlo. No sabe si el gerente de Indervalle recomendó su hoja de vida con alguien más, o si solo fue otro milagro: este miércoles lo contactó un asistente del secretario de Deportes de Cali, Carlos Diago, para pedirle que aliste los documentos que necesitará para firmar contrato con la Secretaría a partir del próximo primero de septiembre.

El profe, que es buen madrugador, dice que ya tiene casi todos los papeles de la lista. Le falta la seguridad social porque lo que tiene que juntar para contar con el requisito no está en su presupuesto. De hecho está bastante lejos. ¿De dónde saca alguien sin trabajo el dinero para el pago? Al otro lado del teléfono el hombre parece rascarse la cabeza. Silencio. Aunque no por mucho: “Diosito no me desampara, mi hermanito… Tengo un mes para rebuscarme…”. El profe dice que por ahora, ya tiene un arreglo de palabra para hacerse cargo de dos trabajos de pintura en la casa de un señor que lo ubicó al celular. Y con esa plata y lo que resulte en el camino, está seguro, llegará a tiempo para reunir los papeles.

Ilusionado, el profe lleva días conjugando el futuro sin dudas. Se ve allí, en su empleo nuevo, sonrisa de oreja a oreja, no tan profe y sí muy aprendiz. Se ve regresando a casa, para compartir la mesa con sus hijos y besar a su mujer. Se ve en el bautizo del menor, Juan Pablo. El profe cuenta los detalles verdaderamente feliz, como si el apocalipsis hubiera quedado vacunado con esa llamada. Ojalá. Por si acaso, o por si alguien llega a perder la señal, el número es 323 4704834.