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Casi de forma insólita las historias fueron apareciendo todos los días. El...

25 de julio de 2016 Por: Jorge E. Rojas

Casi de forma insólita las historias fueron apareciendo todos los días. El requisito es que debía tratarse de relatos sobre acciones positivas en favor de la ciudad. Crónicas de buenas intenciones, pudo haber sido también un título justo para aquel propósito. Las historias eran la base de la campaña de orgullo ciudadano que El País promovió durante los últimos tres meses y que el próximo domingo llega a su fin: Por Cali lo Hago Bien.Durante ese tiempo, los lunes casi siempre se publicaron historias escritas por Santiago Cruz. Y los martes por Alda Mera, que no hace mucho contó la de un viejo hermoso que hará del lugar donde vive-construido hace 166 años-, un museo en el centro. Uno de esos días Santiago escribió sobre un ingeniero, Julio Alberto Ríos, que como profesor de matemática es un fenómeno de Youtube con más de un millón de suscriptores y seguidores en África y Asia.Aquel Justin Bieber de los fraccionarios, nació hace 43 años en Cali y su historia fue uno de los contenidos más compartidos entre los usuarios. Finalmente de eso se trataba un poco todo: que la gente se contagiara del orgullo patrio que representa enfrentar la vida desde este lado del mundo. Y por esa razón muchas personas trabajaron para que las historias originadas por caleños, o en Cali, se vieran hasta donde Dios tenga instalados módems y señal wifi: ingenieros de sistemas, diseñadores gráficos, diseñadores web, gente de mercadeo, videografos, fotógrafos, reporteros, el equipo puntocom de El País. Wilton.Durante todo este tiempo, entonces, tres meses que acaban la otra semana, las caras de tantas buenas acciones también se vieron reflejadas en videos y reportajes gráficos. Y saludos de distintas voces. Y así también en clicks, likes, caritas felices y corazones llenos que dieron pistas de que el mensaje iba llegando a su destino: a través de las redes sociales 1125 personas motivadas a desarrollar buenas acciones por la ciudad, inscribieron propuestas de distinto tipo en la web.Fue de gente así, que muy oronda va por la vida con la decisión de transformar la ciudad, que se intentaron historias todos los días. Muchas escritas por Valentina Bernal y Camilo Montaño, dos periodistas jovencitos y claros, que contaron de un vigilante que, con su bolsillo de vigilante, alimenta a los habitantes en situación de calle en Sucre. Y de una caleña que lleva clases de inglés a los niños de ese mismo barrio. Y de un lugar, en ese barrio, que es el mejor lugar del mundo para 50 niños. Y de una granja donde las diferencias de la genética se igualan con amor. Y así de muchos otros hombres y mujeres. La lista es larga. Y feliz.Escribió la cronista Isabel Peláez, que encontró a un hombre que a punta de baile cura depresiones en el parque de El Ingenio. Los chicos del semillero de periodismo de la Autónoma. Estudiantes en práctica. Otros buenos periodistas. Y muchos colegas le recomendaron a otros, y otros a otros, temas y personajes para historias. También la gente al teléfono. Algunas veces en tono de insólita denuncia. Como si de pronto les hubiera entrado afán de dar una buena noticia. Las llamadas son preciosas: “… ¡Se lo tengo que ni pintado para el Cali lo hago bien!…” Si usted, esta semana, de pronto siente una urgencia parecida no se limite; hágalo bien, marque el 6857000 y pregunte por cualquiera de esos periodistas. O por mí. La jefe de redacción es Paola. En el puntocom por Evelyn. O por cualquier reportero. Por la noche Andrés Becerra, que también escribió. Si le contestan en Nuevos Medios, hable con Lina, que ayer habló del Petronito. Si la cosa ya es grave, con Ana. Y si no puede llamar y está en la web, hágalo a través de su cuenta de usuario. Para cualquiera de ellos, de nosotros, será hermoso seguir escuchando las más bellas denuncias. Así sea por una semana. #PorCaliLoHagoBien.