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Iniquidades

Se habla mucho de la injusticia grande, que es lo que significa...

4 de octubre de 2012 Por: Benjamin Barney Caldas

Se habla mucho de la injusticia grande, que es lo que significa iniquidad (inequidad no existe, y equidad es justicia natural, por oposición a la letra de la ley positiva; o sea, nada que ver). Pero se habla pensando apenas en los grandes latifundios del campo, pero no también de la propiedad privada del suelo urbano y urbanizable (conveniente o no), cuyo negocio especulativo ha sido nefasto para el buen crecimiento de nuestras ciudades, pese a que la gran mayoría de colombianos ahora habitamos en ellas. Y tampoco se habla suficiente de la propiedad privada de los bancos, cuyas perdidas se ‘socializan’ para que las paguemos todos, ni de la propiedad monopolista de ciertas industrias, ni de las multinacionales del comercio que nos llevan a comprar lo que no necesitamos con el dinero que no tenemos.Justo al contrario de hace poco más de medio siglo cuando Tirofijo se inventó las Farc, impulsado por el comunismo nacional e internacional, y apoyado posteriormente por Cuba y ahora también por Venezuela, cuyo origen se explica insistentemente, cuando no se justifica, aduciendo una iniquidad, la de la propiedad de la tierra, mientras se ignoran todas las demás. Y el que su existencia hoy sea posible sólo por el dinero y la corrupción del narcotráfico, debería hacernos repensar qué pasaría si se legalizaran las drogas. El hecho es que hay países con historias de iniquidades semejantes a las de Colombia donde no hay guerrillas traficando, secuestrando, extorsionando, amenazando, boleteando, asustando, matando indiscriminadamente, y reclutando adolescentes… pero que tienen geografías muy diferentes.Colombia ocupa una localización privilegiada en plena línea ecuatorial justo en la mitad entre Norte y Sur América, y entre Asia y Europa, y África, con los dos más extensos océanos y la enorme selva del Amazonas de por medio. Estas condiciones obligan cada vez más el tránsito de mercancías y personas por aquí, pero su provecho lo perdimos junto con Panamá hace ya casi un siglo, mas quedó su situación irremplazable para el tráfico de drogas y demás contrabandos. Además, las tres altas cordilleras que cruzan el país de lado a lado se prestan para evadir su control institucional y dificultan que el Estado ‘llegue’ a todas partes, originando que en el último medio siglo la población de sus campos emigre o sea desplazada a unos pueblos grandes que de pronto se volvieron poblados asentamientos que no ciudades de verdad.Más que en otras partes, aquí la geografía está detrás de la historia, incluyendo la destrucción de la naturaleza, en la que estamos empeñados con la minería (ilegal o no). Y sí que interviene en las ciudades pues la insalubridad de nuestras dos costas hizo que crecieran en los valles interandinos, como Bogotá, Medellín y Cali (con Palmira, Buga y Santander de Quilichao), pero también Bucaramanga, Cúcuta, Pereira, Cartago, Armenia, Ibagué y Neiva. Sólo cuando se controló la malaria y el paludismo crecieron los puertos, primero Barranquilla y Buenaventura, el más importante, y después Cartagena. Y precisamente la dificultad topográfica para el desarrollo de vías de comunicación, ha llevado al acelerado crecimiento de Cali y Medellín y recientemente muchísimo la capital, originando toda clase de iniquidades urbanas.

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