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Solución práctica

La negociación sirvió para entender que la periferia está abandonada, y que...

31 de octubre de 2016 Por: Gustavo Moreno Montalvo

La negociación sirvió para entender que la periferia está abandonada, y que la paz es mejor que la guerra. Por eso tiene sentido llegar a acuerdos con Farc y ELN, sin que eso resuelva de manera definitiva la guerra de la coca, y por eso es importante cambiar la estrategia de desarrollo rural. Presentar trescientas páginas a los votantes, con puntos importantes sin definir, como el órgano de justicia transicional y la Comisión de Verdad, no fue eficaz para el objetivo del Gobierno y la cúpula, pero el resultado obliga a revisar el producto. Desde el principio muchas voces declararon que un referendo sobre artículos transitorios a incluir en la Constitución sería el mejor camino para lograr aprobación indiscutible del pueblo soberano. Conviene escucharlas. Obligaría a trabajar a los negociadores, pero precisaría opciones para decidir. No tiene sentido pretender que la cúpula se someta a los vejámenes, la ineficiencia y la impredecibilidad de la Justicia colombiana, ni al régimen carcelario existente, con sobrepoblación y violación de derechos esenciales. No han sido derrotados. Las sanciones entre cinco y ocho años son bajas pero serían efectivas, en contraste con todos los acuerdos precedentes, incluido el del grupo subversivo que en 1985 se tomó el Palacio de Justicia y desató un proceso trágico, de consecuencias irreparables. En contraste, es importante el compromiso de las Farc con al menos una cifra simbólica para reparación a las víctimas. Su patrimonio se ha estimado entre 17 mil y 35 mil millones de dólares. Debe haber un esfuerzo. El espacio político para quienes sean sentenciados como culpables por los delitos incluidos en el marco de la justicia transicional tiene sentido si la regla se aplica para todos los colombianos y se define que el cumplimiento de la pena resarce al ciudadano de forma completa. En todo caso, la perspectiva electoral de las Farc es nula, porque el país no los quiere. De paso: su propuesta política podría haber triunfado desde hace muchos años por la vía electoral. Además el colapso del sistema comunista en Europa Oriental y la crisis fiscal y económica del socialismo venezolano son argumento persuasivo para no preferirla.El acuerdo sobre agro utiliza un lenguaje que no refleja en forma adecuada la realidad de la economía agrícola en el mundo de hoy, pero todos los temas que aborda son pertinentes y están mejor tratados en el informe de la Misión Rural que encabezó José Antonio Ocampo. El país debe comprometerse con llevar a la práctica las recomendaciones. Ese sería un paso mucho más efectivo en la guerra de la coca que disparar contra las Farc y el ELN. ¿Por qué no buscar esa solución?