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POT departamental

El aprovechamiento acertado de biodiversidad, conectividad y portafolio productivo ampliado corregiría el desbalance actual.

16 de diciembre de 2018 Por: Gustavo Moreno Montalvo

El suelo es recurso invaluable. La economía clásica define la tierra como uno de los tres factores de la producción, junto con el capital y el trabajo. Los usos pueden ser residencial, industrial, minero, agrícola, protector o una combinación de los anteriores. En los países desarrollados existe la política de proteger la agricultura, y aprovechar al máximo el suelo apto para ese uso: no hay plena libertad de utilizarlo para propósitos diferentes.

Estas restricciones por seguridad alimentaria, derivadas de la experiencia de las guerras, no se aplican en Colombia, donde se puede incluso urbanizar para propósitos recreativos predios de gran potencial productivo. El uso inapropiado de predios con vocación agrícola en países con economías extractivas, como Colombia, se legitima por la incertidumbre en las condiciones de competitividad de la agricultura según la tasa de cambio.

No basta la conjunción de clima, especie, suelo y prácticas apropiadas. Las políticas de los gobiernos, cuyas prelaciones son el corto plazo y la posibilidad fiscal de aprovechar la oportunidad para consolidar poder, suelen ser perversas para el aparato productivo, los servicios y la gestión pública. Por la misma razón no se da la prioridad debida a las decisiones de las comunidades en relación con la minería.

Lo cierto es que el suelo es recurso finito. Hay que usarlo bien. En 2011 se aprobó la Ley Orgánica de Ordenamiento, que busca devolver a los Departamentos el papel articulador entre el nivel municipal y el nivel nacional. En el Valle se hizo, con trabajo conjunto del Departamento y la Universidad San Buenaventura, el primer Plan de Ordenamiento Territorial Departamental a 20 años, con base en diagnóstico que apunta a desbalance territorial hoy pero también a grandes oportunidades, con el aprovechamiento de las posibilidades de ciudades intermedias, el nexo con el norte del Cauca y el eje cafetero, y la vocación de vincular la altillanura con el Pacífico. El aprovechamiento acertado de biodiversidad, conectividad y portafolio productivo ampliado corregiría el desbalance actual. La tarea exige gestión conjunta de sector público y privado ante el gobierno central para financiar infraestructura.

El Plan plantea 62 programas y 3335 proyectos en siete ejes territoriales; dos tercios de la tarea dependen de lo público, y un séptimo es labor conjunta de sector privado y público, que deben aprender a trabajar de manera concertada para promover el desarrollo de la región. Volver realidad la visión formulada requiere institucionalidad idónea para lograr relación fluida entre todos los actores involucrados, la formulación de POT municipales consistentes con el departamental, y liderazgo efectivo. El producto del POTD es el camino para que el Valle deje de ser departamento promedio en ingreso per cápita y de los más deficientes en educación. Corresponde a la Asamblea volverlo acto administrativo en enero de 2019, para aprovechar la información compilada y poner en marcha mil tareas, y a la Nación asegurar el contexto que permita convertir sueños en realidades. ¿Cabrán dudas?