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Nuestro transporte masivo

Nuestro transporte masivo ha sido una aventura desafortunada: han pasado tres lustros...

28 de diciembre de 2015 Por: Gustavo Moreno Montalvo

Nuestro transporte masivo ha sido una aventura desafortunada: han pasado tres lustros y aún no funciona bien. Es preciso reconocer que solo será adecuado su desempeño cuando la calidad del servicio, mediante programación acertada y cumplimiento de lo programado, persuada a la ciudadanía de que es mejor usarlo que andar en carro o moto. Eso requiere aceptar que la operación no es sostenible, al menos por mucho tiempo, y administrarlo como lo que es: un monopolio natural. El indicador clave de desempeño será el tiempo que se invierta en llegar del origen al destino del pasajero. El tiempo tiene costo para todos, pobres y ricos. La buena operación motivará cambios positivos en la planeación cotidiana de la ciudadanía.Comprometer dinero no basta: es necesario mejorar la institucionalidad. La administración de Rodrigo Guerrero instauró un comité de coordinación, pero eso se debe formalizar: debe haber una autoridad única de transporte, como en el mundo civilizado, en la cual participen los responsables de planeación, infraestructura, tránsito y hacienda municipales, además del representante legal de Metrocali. Ella debe coordinar todas las actividades relacionadas con movilidad, bajo la premisa de que el sistema de transporte masivo debe tener prelación en el uso de la malla vial. La circulación de motos debe excluirse de las vías arterias cuando haya vías alternas disponibles. Hay que conocer de manera permanente la información pertinente sobre las necesidades de transporte de la comunidad para cada día de la semana, a cada hora, a lo largo del año. Metrocali debe tener una junta directiva de personas idóneas, que a su vez nombren, evalúen y, si se concluye que es conveniente, remuevan al representante legal. Urge revisar la estructura de los contratos existentes para evitar contingencias que podrían poner en aprietos al sistema. Además no se debe abandonar la posibilidad el corredor férreo que atraviesa la ciudad para un tren ligero, la mejor opción en su momento según los consultores internacionales, ni archivar el espacio para educación ciudadana que ofrece el sistema.La ciudad requiere repensar su ordenamiento urbano, sus servicios públicos y su oferta de servicios de movilidad para ofrecer buena calidad de vida. Es preciso, por un lado, articularse bien con los municipios adyacentes, y por otro, redensificar los barrios del centro, incluidos San Nicolás, Obrero, Porvenir, Sucre, Calvario y demás. No bastan paños de aguas tibias. Hay que apostarles a fondo a las estrategias de desarrollo regional, para que la economía del Valle permita a los caleños una existencia decorosa en una ciudad grande. ¿Queremos progresar?