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El problema pensional

Es imperativo corregir el desorden pensional. ¿Qué dirá el Legislador?

30 de noviembre de 2017 Por: Gustavo Moreno Montalvo

Las cuentas oficiales se hacen sobre las operaciones de caja de cada año. En consecuencia no incorporan la perspectiva de aumento en pasivos pensionales, cuya participación en el ingreso crecerá porque será preciso atender necesidades de personas en la economía informal y por las falencias de regímenes pensionales, que pueden inducir crisis en las finanzas públicas en un par de décadas si no se toman medidas pertinentes. Caben tres observaciones en materia de sistema pensional:

En primer lugar en Colombia conviven dos regímenes, el de prima media con solidaridad, a cargo de Colpensiones, y el régimen de ahorro individual. Una proporción abrumadora de las pensiones tiene el beneficio del subsidio al régimen de prima media; solo 10% de los pensionados está afiliado al régimen individual de ahorro pensional, que es, por definición, auto sostenible. A futuro se espera situación diferente: la población de afiliados al régimen individual hoy suma 14 millones, frente a 6 millones de afiliados y poco más de 2 millones de cotizantes en prima media. Sin embargo, hay traslados del primero al segundo en forma sostenida; esto puede generar presión sobre el fisco: la convivencia de regímenes es inaceptable si se tiene en cuenta que quienes reciben mayor subsidio son personas cuyos salarios coinciden con el ingreso al cual corresponde el máximo valor de pensión que este régimen admite. No tienen sentido los subsidios distintos de la atención a las necesidades esenciales de los ancianos: la pensión debe reflejar el rédito de ahorros construidos durante la vida productiva.

En segundo lugar la edad de jubilación es baja, y asimétrica: 62 años para hombres y 57 para mujeres. Como la expectativa de vida de las mujeres es mayor que la de los hombres, no es lógico que se jubilen con menor edad. Se aduce que ellas suelen tener más tareas domésticas, pero la solución no es dar preferencias pensionales sino educar a los colombianos para que seamos menos machistas. La propuesta de Anif luce razonable: la edad debe ser del orden de 67 años. Por encima de esta edad la capacidad de trabajo se reduce por envejecimiento.
Además, para preservar idoneidad laboral será necesario capacitar a la población durante toda la vida productiva: la mezcla de oficios variará a medida que la tecnología y la ciencia cambien requerimientos.

En tercer lugar hay regímenes pensionales privilegiados para congresistas, educadores públicos y Fuerzas Armadas. Es cierto que los miembros de Ejército y Policía exponen sus vidas, pero también está claro que corresponde al Estado mantener la paz en el país, y ello debe conducir a la reducción drástica del riesgo y, por ende, del privilegio como compensación.

Es imperativo corregir el desorden pensional. ¿Qué dirá el Legislador?