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El Ministro sorprende

Alejandro Gaviria es muy inteligente. Por ello sorprende el proyecto de ley...

1 de abril de 2013 Por: Gustavo Moreno Montalvo

Alejandro Gaviria es muy inteligente. Por ello sorprende el proyecto de ley para reformar el sistema de salud. Parece que busca prevenir malos manejos a través de un nuevo ente público que recibiría los aportes en forma directa, como hoy el Fosyga, y pagaría a los prestadores sin que las Empresas Promotoras de Salud -EPS- , transformadas en gestoras, asuman riesgo por una gestión deficiente. Los entes territoriales asumirían la vigilancia de las instituciones prestadoras públicas. Se deja de lado el propósito principal, que es la salud de la comunidad, y no se atiende la necesidad de darle liquidez al sistema. No está clara la tarea de las empresas gestoras ni el incentivo para invertir en ellas. Como consecuencia del proyecto, durante este año las EPS abandonarán el papel de promover la salud, asignado por la Ley 100 y hoy descuidado, y concentrarán su atención en planear su liquidación. No se rediseña el esquema institucional para que la gestión de la Superintendencia de Salud se concentre en la vigilancia, en vez de gastar su energía en administrar empresas intervenidas, problema cuya solución obvia es aplicar un esquema fiduciario como el previsto en la ley 142 para las empresas de servicios públicos intervenidas.La crisis financiera del sistema no se resuelve cambiando al agente pagador. Sus causas son muchas y profundas, pero el Ministro cree que el problema se soluciona creando un nuevo ente vulnerable a la corrupción y castigar a las EPS, en vez de vigilarlas de manera eficaz. De otra parte, la Corte Constitucional ha interpretado el derecho a la salud como atención médica sin límite, así el costo sea alto y la probabilidad de éxito sea nula. Existe el riesgo de que las sentencias produzcan órdenes para atención inmediata de imposible cumplimiento. Este obstáculo no se obvia con leyes: es preciso el consenso de la Corte sobre la importancia de tener coberturas delimitadas, como las tienen en Inglaterra o Canadá, para una solución efectiva. Se debe construir un plan de salud más amplio que el vigente, pero costeable y con expectativa razonable de beneficio para el paciente como consecuencia de la intervención respectiva, y ajustarlo cada año según la evolución del perfil de salubridad de la comunidad.Hay dos obstáculos para tener un buen sistema de salud: lograr que la población entienda su obligación moral de cuidar el organismo con el fin de requerir menos atención de complejidad alta y media. Y poner en práctica estrategias de desarrollo para lograr altas tasas de crecimiento económico sostenidas, con generación de empleo formal suficiente. Los niveles de informalidad en Colombia son un lastre para el funcionamiento del estado social de derecho. ¿Qué dirán en Bogotá?