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Economía y educación

La educación es decisiva para el progreso. No puede limitarse a la...

11 de junio de 2012 Por: Gustavo Moreno Montalvo

La educación es decisiva para el progreso. No puede limitarse a la mera adquisición de información o a la construcción de capacidad para razonar. Debe facilitar la interacción y la maduración emocional. La fase más importante en el desarrollo personal ocurre en los primeros tres años, antes del ciclo educativo formal. De otra parte, no hay sistema educativo único eficaz; por el contrario, predisposiciones genéticas pueden facilitar procesos con más orientación a la síntesis en unos casos, mientras en otros pueden resultar más eficaces los métodos analíticos. Quizás el más grave de todos los problemas es la baja estima de la sociedad a la educación, reflejada en los magros ingresos de los profesores, el complejo ambiente de trabajo que enfrentan y el escaso interés de la comunidad en asegurar la vigencia profesional de los profesores. Los problemas de la educación limitan el desarrollo social y económico. Entre más pobre sea una sociedad más marcado será el problema. La brecha entre el potencial y la realidad es costo que paga toda la comunidad. Es preciso enfrentar el mundo con las destrezas requeridas para sobrevivir, que cambian con gran rapidez. Por consiguiente, es cada día más importante detectar inclinaciones naturales, aun desde la infancia, para facilitar la selección de profesión. Muchas especialidades, aun desde el nivel de pregrado, son aplicaciones prácticas de principios generales, y requieren poca formación de contenido académico, pero cumplen su papel en la economía de servicios contemporánea. También es importante dar solución a problemas concretos que dificultan el aprendizaje. A veces basta revisar la relación entre educador y educando; en ocasiones se debe robustecer la caja de herramientas del docente y su capacidad para evaluar el progreso del discípulo; también toca conocer su ambiente doméstico, sin violar su derecho a la intimidad. Todo gira alrededor del maestro, subvalorado por la sociedad.El futuro de las ciudades región en el mundo contemporáneo depende de su capacidad para innovar en las cadenas de valor y trasladar los beneficios a todos los miembros de la comunidad. Este proceso está ligado en forma estrecha con las instituciones educativas. Requiere además alguna inversión sin expectativa de beneficio económico, con el único objetivo de saber más, y correr el riesgo de que se desperdicien recursos. De otra parte, las empresas hoy construyen conocimiento para lucrarse. Tanto la educación media como la superior necesitan cambio todo el tiempo para atender necesidades inciertas. Estas realidades de la posmodernidad, que vuelven la educación vivencia permanente, no parecen haber llegado a Colombia más allá de la retórica fácil. Hemos firmado tratados de libre comercio. ¿Se sabrá qué educación se necesita para lograr los beneficios pregonados?