El pais
SUSCRÍBETE

Inicio

Artículo

Administración y municipio

Por su parte, Emsirva enfrenta proceso de liquidación desde hace muchos años, pero continúa con la responsabilidad de supervisar a los contratistas que prestan servicio de aseo; esto es insólito.

28 de diciembre de 2021 Por: Gustavo Moreno Montalvo

Cali se ha transformado en el último medio siglo: su población se ha educado y el ingreso per cápita ha aumentado, aunque más despacio que el país. Las políticas económicas nacionales también han cambiado, uno la ciudad ni la región han respondido de manera efectiva. La tasa de crecimiento de la población ha declinado en forma sensible, aunque la información del último censo arroja más preguntas que respuestas por deficiencias de calidad en general en el departamento del Valle, abordadas por el gobierno de J. M. Santos, mediante ajustes discutibles, para evitar el escándalo que habría causado una reducción importante de los recursos de la Nación redistribuidos con base en la población. La tasa de homicidios dobla el promedio nacional. Desde 1970 se evidenciaron serios indicios de corrupción: con motivo de la victoria electoral de Anapo  para el Concejo, los líderes liberales y conservadores convinieron repartirse la administración de Emcali. Desde entonces la calidad de la gestión municipal ha declinado, sobre todo a partir de 1991; una razón para el declive es el deficiente conjunto de procesos establecidos en la Constitución para la formación de las administraciones municipales; otra es la erosión ética impulsada por el narcotráfico desde los 80; una tercera es el estrechamiento mental causado por la reducción en la importancia relativa del capital internacional en la comunidad de negocios local. Los procesos para planear y ejecutar no han sido eficaces para impulsar a las élites privadas y públicas a concertar estrategias de desarrollo de largo plazo y a revisar de forma sistemática. Ejecución y cambios de perspectiva para hacer los replanteamientos pertinentes.

La gestión de Emcali completa medio siglo de deterioro; la intervención por el gobierno nacional entre 2000 y 2013 sirvió para reprogramar las obligaciones financieras, pero no cambió en forma radical la gestión y no se ajustó el conjunto de normas de gobierno corporativo, lo cual era necesario para darle estabilidad a la gestión. La de Metrocali tiene serios defectos de diseño desde el comienzo: se concibió como empresa de infraestructura y no como entidad responsable por servicio de buena calidad; además el gobierno nacional bajo a Pastrana, desestimó las recomendaciones de los expertos para establecer un tren ligero como eje del transporte masivo.

Ambas tienen serías fallas en su gobierno corporativo, que la comunidad tolera a pesar de vivir las consecuencias. Por su parte, Emsirva enfrenta proceso de liquidación desde hace muchos años, pero continúa con la responsabilidad de supervisar a los contratistas que prestan servicio de aseo; esto es insólito. La cuarta empresa, Emru, no tiene los recursos para hacer las tareas audaces que debería ejecutar.

La estética de la ciudad evidencia serios problemas; abordarlos sería importante motivo de reflexión sobre reglas de convivencia. De otra parte, los procesos básicos de la administración son mal articulados y la estructura es fuente de ineficacia. Preocupa el escaso sentido crítico de la población frente a los obstáculos que impiden avanzar hacia el desarrollo social y económico necesario: se toman decisiones en las urnas con criterio de conveniencia personal de corto plazo, sin tener en cuenta fortalezas y oportunidades, para construir un futuro diferente.
Urge la conformación de equipo cívico para rescatar a Cali.
Sigue en Facebook Gustavo Moreno