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Bob Dylan es Nobel de Literatura. El mensaje fue claro: la literatura...

16 de octubre de 2016 Por: Gustavo Gómez Córdoba

Bob Dylan es Nobel de Literatura. El mensaje fue claro: la literatura no son los libros, sino la forma en que se presentan las letras en ellos. Pero también fuera de esas páginas. Docenas de sus canciones reflejan tan acertadamente la sociedad de los sesenta como la de hoy, y aplican de manera impecable para lo que sentimos en esta esquina del trópico. Enseguida, un puñado de ejemplos que no necesitan música para sonar.Sobre aquellos que aprovechan los temores ajenos en beneficio (político) propio: “Siempre ha habido gente que propaga el miedo; llevan muchos años hablando sobre la guerra. He leído todas sus declaraciones y no he pronunciado palabra. Pero ahora, Dios mío, permite que mi pobre voz se oiga. Déjenme morir de pie antes de yacer bajo tierra” (Let me die in my footsteps, 1962).Sobre la terquedad de quienes buscan la paz y de los que se resisten: “¿Cuántos caminos debe recorrer un hombre antes de que lo llamen hombre? ¿Y cuántos mares tiene que surcar una paloma blanca antes de dormir sobre la arena? ¿Y cuántas veces deben silbar las bombas antes de ser prohibidas para siempre?” (Blowin’ in the wind, 1962).Sobre quienes llenan sus bolsillos con la muerte: “Vengan, señores de la guerra. Los que fabrican cañones. Los que fabrican aviones de muerte. Los que fabrican grandes bombas. Los que se esconden tras los muros. Los que se esconden tras los escritorios. Sepan que los veo a través de las máscaras” (Masters of war, 1963).Sobre quienes se quedan anclados en el oscuro pasado: “Reconozcan que las aguas han crecido a su alrededor y acepten que muy pronto se empaparán hasta los huesos. Si quieren salvar sus vidas, más vale que naden o se hundirán como piedras. Porque los tiempos están cambiando” (The times they are a-changin’, 1963).Sobre quienes entienden lo que en realidad es amar a una mujer: “No pretendo frenarte, turbarte, preñarte o encerrarte, analizarte, categorizarte, anularte o anunciarte. No quiero desdeñarte, acosarte o perseguirte, rastrearte o acecharte, deshonrarte o desplazarte, definirte o confinarte. Todo lo que quiero es, nena, ser tu amigo” (All I really want to do, 1964).Sobre un mundo en el que la fe se desvanece: “Palabras decepcionadas ladran como balas, mientras dioses humanos apuntan a la diana. Todo lo fabrican: chispeantes pistolas de juguete y cristos color carne que brillan en la noche. No hay que mirar lejos para ver que ya no hay muchas cosas sagradas” (It’s alright, ma, I’m only bleeding, 1965).Sobre quien se ha alejado de aquello en lo que cree: “Me duele el pobre emigrante, cuya fuerza se malgasta, cuyo cielo se acoraza, cuyas lágrimas son lluvia. Que come sin saciarse, que oye pero no ve, que se enamora de la riqueza y me da la espalda” (I pity the poor immigrant, 1967).Sobre la manera en que pasa el tiempo para los que, lejos de las ciudades, esperan una definición de paz: “El tiempo pasa despacio aquí durante el día. Miramos hacia adelante, procurando aguantar derechos como la rosa roja del verano, que florece durante el día. El tiempo pasa despacio y se desvanece” (Time passes slowly, 1970).Un cantautor es Nobel de Literatura. ¡‘The times they are a-changin’!***Ultimátum. Gran vergüenza deberían sentir los estadounidenses por haber considerado la posibilidad de que una bestia enceguecida, xenófoba y acosadora fuera su presidente. El día de elecciones algo de coherencia debe asistirle a un pueblo asentado en la defensa de las libertades.Sigue en Twitter @gusgomez1701