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Asediados como estamos por fake news e informaciones tendenciosas, vale la pena presentar en su real dimensión cinco asuntos que nos competen a todos los colombianos

23 de septiembre de 2018 Por: Gustavo Gómez Córdoba

Asediados como estamos por fake news e informaciones tendenciosas, vale la pena presentar en su real dimensión cinco asuntos que nos competen a todos los colombianos:

Colombia experimenta una época de prosperidad. Verdadero. Prosperidad en materia de coca. El Sistema Integrado de Monitoreo de Cultivos Ilícitos de Naciones Unidas, tenido por serio y acertado, revela que los cultivos de coca subieron un 17% en 2017. Cerca del 70% de la coca del mundo se siembra aquí.

Producimos como nunca una de las sustancias más valiosas y mejor pagadas de un planeta en forma de nariz. A los ocho años del gobierno Santos se les debe esta prosperidad que empobrece a miles de campesinos y enriquece a un grupúsculo de intermediarios. Prosperidad verdaderamente falsa.

Las ‘chuzadas’ son repudiables. Falso. Algunas de ellas; no todas. Esta semana quedó claro que hay ‘chuzadas’ de primera, segunda y hasta tercera clase. Las de hace un puñado de años eran un atropello contra la justicia y la libertad de expresión. Las de ahora, reveladas por la Fiscalía, no mueven, como pide el Fiscal, a la condena de parte de inmensos sectores de la opinión, incluidos los gremios y el empresariado.

Las otras, de la Corte Suprema de Justicia ‘por error’ a Álvaro Uribe, no son tan graves. ¡Ay de que ‘por error’ los magistrados hubieran interceptado tan solo quince minutos a alguno de los líderes de la oposición! Bien lo dijo El Espectador en su editorial “¿Sin querer queriendo?”: “¿Así es que pretende el tribunal construir confianza en uno de los procesos más politizados que tiene bajo su investigación? El país necesita respuestas y la mayor transparencia. Así no se vale”.

Encomiables los actos de contrición de la Iglesia por el abuso de niños. Falso. La Iglesia no está arrepentida. Tiene pánico, que es distinto. La confesión y el perdón de los pecados opera solo si hay arrepentimiento y voluntad de corrección. La curia católica, piadosa con los violadores, ha pasado décadas escondiéndolos, ‘castigándolos’ con cómodas celdas de convento y tratando de llenar de billetes la boca de quienes denuncian. La Iglesia se cae a pedazos. Los años de tragar entero pasaron. Las nuevas generaciones no corren detrás de señores con faldas que a su vez corren detrás de niños y, una vez delatados, vuelven a correr para esconderse detrás de un crucifijo. La discusión no es si Dios existe: es si seguirá existiendo la Iglesia en medio de esta fétida impunidad.

El Programa de Alimentación Escolar es un fracaso. Falso. El PAE es un éxito: ha alimentado y engordado a los saludables hijos de los políticos en al menos trece departamentos. Una clase dirigente que no tiene que levantarse cada día con la preocupación de buscar el alimento para su familia, piensa mejor y tiene menos distracciones para trabajar en beneficio de la sociedad.

La ‘madame’ de Cartagena no es proxeneta; es una emprendedora. Verdadero. No desprecie usted las sutilezas del moderno y preciso lenguaje que hablamos en un país donde no hay que confundir odontólogo con dentista, estilista con peluquero, gestores culturales con empresarios, policiales con agentes, auxiliares de vuelo con azafatas, influenciadores con comerciantes y prepagos con prostitutas.

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Ultimátum.
Festival de los Humildes, con homenaje central al ‘Mono Jojoy’, que vivió con opulencia semejante a la que criticaba de la oligarquía. ¡Humildes, pero no pendejos!

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