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Bizantinismo

Fumar marihuana. Adelante, fúmesela usted toda. Es su cuerpo, su salud y sus neuronas. Pero si le gusta prender un porro en todas partes, no olvide que desde 2009 hay una ley, la 1335, que protege a los no fumadores y a los menores.

21 de octubre de 2018 Por: Gustavo Gómez Córdoba

El emperador bizantino Constante II prohibió por edicto las discusiones estériles sobre la sustancia de Jesús frente a la de Dios, la esencia trinitaria y demás callejones sin salida de la fe. Los castigos que se aplicaban a los violadores del auto iban de la destitución a la excomunión, pasando por la confiscación de bienes. Si el decreto imperial tenía su razón de ser o no, aún es objeto de discusiones bizantinas. Como las que inspiran esta columna.

Fumar marihuana. Adelante, fúmesela usted toda. Es su cuerpo, su salud y sus neuronas. Pero si le gusta prender un porro en todas partes, no olvide que desde 2009 hay una ley, la 1335, que protege a los no fumadores y a los menores. Sin duda aplica para el bareto, máxime cuando el Diccionario de la Lengua (¡y cómo sufre la lengua con el vicio!) define fumar como “(aspirar) echar o despedir humo”. La ley es clara: no se puede fumar en instituciones educativas, establecimientos donde se atiende a menores de edad y espacios deportivos o culturales. Traducción: fúmese lo que le plazca, pero lejos de los lugares que frecuentan los menores, y así nos evitamos mayores problemas.

Mal mensaje. Dice la magistrada Cristina Pardo que la Corte Constitucional, al subrayar el derecho de las mujeres de abortar sin límites temporales, manda un mal mensaje a los colombianos en condición de discapacidad: “Su vida no es una vida que merezca respeto”. De haberse acogido las tesis de la magistrada, habría enviado la Corte un mensaje, ese sí, fatal: que la mujer no es dueña de su cuerpo, que no hay manera de que la ciencia le ahorre a seres que aún no existen la condena a un infierno en la tierra, que hay que conservar y cuidar el fruto de una violación para no contravenir a un Dios en el que no todos creen y que la mujer debe exponerse a morir en el quirófano tratando de satisfacer a ese Creador de mil rostros sobre cuyo nombre ni siquiera ha logrado un consenso la humanidad.

No a los celulares. ¿Debe permitirse el uso de celulares en los bancos? Lo que hay que permitir es la presencia de suficientes cajeros en las horas de congestión. ¿Debe prohibirse el uso de celulares en los colegios? Que quien lo quiera tener, con permiso de sus padres, lo tenga. Pero apagado y en una cajita a la entrada del salón de clases. ¿Deben aplicarse restricciones al uso de celulares en espacios públicos? No hay necesidad: las hordas de ladrones que los roban a diario se encargan de disminuir el número de gente que, embobada, cruza las calles chateando.

Edicto contra noticias falsas. Iniciativa del senador Name Cardozo, empeñado en que brille la verdad, sobre todo en redes sociales y demás letrinas de Internet. Asegura que no estamos frente al riesgo de mordazas, censura o uso de la autoridad del Estado para acallar opiniones. La discusión está abierta. Mientras, se ha filtrado que Name prepara otras interesantes iniciativas: ley que prohíbe bautizar a un cerdo con el nombre de Napoleón y a Matador dibujar, ley que multa a Apple si los iPhone que operan en Colombia son objeto de más de cincuenta actualizaciones anuales, ley que reglamenta el uso de las cocas de comida en las oficinas y fija límites a los olores en los microondas y ley de modificaciones para afirmar el sentido ancestral de los apellidos (v.g. Ñame por Name o Corozo por Cardozo).

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Ultimátum.
Recomiendo inmersión inmediata en las páginas de ‘Cómo perderlo todo’, la nueva novela de Ricardo Silva Romero, ágil laberinto de amores y desamores.

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