El pais
SUSCRÍBETE

Inicio

Artículo

Para no olvidar

Aunque se trata ahora de no achacar culpas que podrían conducir a divisiones en un momento en que se necesita que la sociedad se una y actúe conjuntamente.

27 de marzo de 2020 Por: Gustavo Duncan

Aunque se trata ahora de no achacar culpas que podrían conducir a divisiones en un momento en que se necesita que la sociedad se una y actúe conjuntamente, la pandemia ya deja lecciones en la política internacional que son para no olvidar. Dado que corresponden a la arena internacional paso a mencionarlas porque no creo que tengan efectos en las dinámicas de la política nacional, mucho menos que esta columna conduzca a disputas entre la élite dirigente.

La primera gran lección es que la libertad de expresión importa. El coronavirus pudo haber sido aislado con mucha más anticipación si las autoridades chinas no hubieran reprimido la libre difusión de información cuando los médicos de Wuhan advirtieron de la enfermedad. El gobierno de China pretendió ocultar la crisis para no aparecer vulnerable e ineficiente ante el resto del mundo. Seguramente así habrá pasado con muchas otras situaciones vergonzosas para su propaganda como nueva potencia mundial, pero en esta ocasión los hechos los rebasaron. El costo: una pandemia que pone en jaque a la humanidad.

No obstante, aun con libertad de prensa los gobiernos pueden llegar a niveles de irresponsabilidad difíciles de imaginar. Las lecciones que deja España, una democracia consolidada, con altos niveles de calidad de vida, son de república bananera. Al menos desde finales de enero varias autoridades científicas habían advertido del riesgo inminente del coronavirus y no solo no hicieron nada para evitar el brote. Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias del Ministerio de Sanidad, dijo a los periodistas: “España no va a tener, como mucho, más allá de algún caso diagnosticado”. Increíblemente este funcionario sigue en su cargo.

Peor aún. El 8 de marzo el presidente Pedro Sánchez y su gabinete desestimaron las alertas y convocaron a una movilización por el día de la mujer. Un gobierno progresista y feminista no podía perder la oportunidad de celebrar semejante fecha. En solo Madrid cien mil personas se juntaron a marchar. El resultado saltó a la vista. Una vicepresidente y una ministra contagiadas. Al igual que la esposa de Sánchez. Esa misma semana los hospitales colapsaron y hoy España se acerca a los 65000 contagios y las 5000 víctimas. Solo entonces tomaron medidas radicales para frenar la pandemia.

Los populistas de derecha también cometieron el mismo error. Despreciaron a la comunidad científica y no hicieron nada. Trump en Estados Unidos, Bolsonaro en Brasil y Johnson en el Reino Unido alegremente pusieron por encima la economía sobre la amenaza a la salud. El desastre fue inminente. Estados Unidos actualmente es el país con mayor número de contagios y el propio Johnson es positivo por coronavirus. Al igual que España, se vieron forzados a decretar cuarentenas y medidas de aislamiento.

En sus casos la lección es que no hay dicotomía entre salud y economía. Si no se protege la población contra el virus el sistema hospitalario y la economía colapsan en peor modo que en una cuarentena. La lección es también que la soberbia del líder populista, que basa su ascendencia en la premisa que es el mejor intérprete de las preferencias del pueblo como una idea de nación o clase, no lo deja ver lo que para los científicos es una alerta inminente.

En Colombia por supuesto que la pandemia ha dejado lecciones. Pero más adelante será el tiempo de debatirlas.

Sigue en Twitter @gusduncan