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En retrospectiva

Mucho de lo ocurrido en la guerra en Colombia contra las guerrillas y el narcotráfico era difícil de comprender en su momento.

12 de octubre de 2018 Por: Gustavo Duncan

Mucho de lo ocurrido en la guerra en Colombia contra las guerrillas y el narcotráfico era difícil de comprender en su momento. Era una guerra difícil de ver en su evolución porque las distintas organizaciones irregulares ocultan sus liderazgos, su estructura orgánica y su forma de operar. En consecuencia, el grado de éxito de las operaciones militares y policivas contra estas organizaciones es difícil de evaluar por la opinión pública porque es poco lo que se sabe acerca de hasta qué punto los liderazgos, los recursos y su nivel de control social son afectados.

Es luego de un tiempo que, en retrospectiva, se conocen los resultados y los efectos de largo plazo. Por poner solo un ejemplo, luego de la eliminación de Pablo Escobar se pensaba que era el fin del Cartel de Medellín. En realidad los Pepes eran sus antiguos socios en el Cartel y en vez de acabarse formaron las AUC. Ahora no eran un simple Cartel sino una coalición de ejércitos privados que combatía la guerrilla y controlaba los principales corredores de drogas del país. Pero eso solo se supo varios años después, cuando los movimientos de dicha organización fueron evidentes para toda la sociedad por el impresionante poder que alcanzaron.

Otro ejemplo de cómo el tiempo hace visible los resultados de la guerra lo ofrecen las operaciones que dieron de baja a ‘Jojoy’ y a ‘Alfonso Cano’. La primera tuvo un efecto definitivo en la resolución de una ofensiva que había tenido enormes frutos pero que ante la opinión parecía haberse estancado por falta de un objetivo concreto que mostrar. Con la eliminación de ‘Jojoy’ se despejó cualquier duda al respecto y, de paso, significó un quiebre en la situación de la guerra contra las Farc.

Era la eliminación del comandante del bloque más importante de las Farc en términos militares y económicos. El mensaje era que el Estado estaba en condiciones de decapitar hasta la estructura más importante de la guerrilla. En adelante la guerra solo mostraba un proceso progresivo de debilitamiento y la única perspectiva era defensiva: resistir los ataques de exterminio de la fuerza pública mediante francotiradores y campos minados. La única alternativa ofensiva era el terrorismo en gran escala.
De otra parte, la eliminación de ‘Jojoy’ le demostraba a la jefatura de las Farc que su lucha política solo tenía sentido desde la legalidad, es decir a través de un acuerdo de paz.

La segunda operación, la eliminación de ‘Cano’, supuso una victoria de marca mayor para las fuerzas armadas. Sin embargo, en el terreno político de resolución del conflicto ya no era tan importante. Se sabe al día de hoy que para ese entonces el gobierno y las Farc estaban adelantando acercamientos para iniciar un proceso de paz y que era ‘Cano’ quien lideraba dentro de las filas guerrilleras esa iniciativa. Muy probablemente si hubiera llegado a las negociaciones el peso de la línea dura de las Farc hubiera sido menor.

Puede incluso uno imaginarse el dilema al que se vio sometido el presidente Santos cuando las Fuerzas armadas le pidieron autorización para la operación. Sabía que desde el punto de vista político podía no ser conveniente pero tampoco quería pasar a la historia como el presidente que le salvó la vida al líder del principal enemigo del Estado colombiano, sobre todo si luego el proceso de paz no llegaba a ningún lado. Prácticamente estaba obligado a autorizar la operación.

Sigue en Twitter @gusduncan