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El poder de Bogotá (2)

El escándalo del video de Zuluaga con el hacker dice mucho sobre...

24 de mayo de 2014 Por: Gustavo Duncan

El escándalo del video de Zuluaga con el hacker dice mucho sobre las fuentes del poder de las élites políticas de Bogotá. No se trata, como predican muchos, de una oligarquía. Si Santos logra revertir la tendencia en las encuestas el próximo domingo no será el resultado de un poder económico. Los recursos de ambas campañas no difieren sustancialmente por el respaldo de las grandes fortunas del país así la élite económica pareciera preferir la reelección de Santos.El poder de los políticos bogotanos yace más bien en el manejo de una serie de círculos sociales que a su vez permiten influir sobre dos instancias definitivas del juego político en la democracia: los medios de comunicación y la justicia. El video del hacker es una pieza contundente para armar un escándalo mediático. Después de esas imágenes es poco el margen que le queda a Zuluaga para defender sus actuaciones. Entre más explicaciones dé más se hundirá en el fango.Lo irónico del video es que enloda la campaña uribista más por lo que simboliza que por lo que contiene. Es absurdo creer que el hacker haya interceptado un avión Awacs pero cualquiera que vea el video tendrá dudas sobre si efectivamente el uribismo no acostumbra a chuzar a sus contrincantes. Se convirtió en un símbolo de una manera de manejar los asuntos públicos.Pero este símbolo solo se pudo construir porque quienes manejaban los medios de comunicación lo impusieron en la agenda nacional. Si los medios hubieran decidido dar poca credibilidad o tan solo atenuar la evidencia nada hubiera pasado y seguramente Zuluaga ganaría el domingo. Tan es así que un video más grave de Vargas Lleras apenas tuvo repercusión porque los medios decidieron no darle relevancia mediática.En el video aparece ni más ni menos Vargas Lleras departiendo con Carranza, Pedro Orejas y Yesid Nieto a caballo en plena zona esmeraldera. Vargas argumentó que fue a hablar con ellos para averiguar unos datos sobre su atentado. Con esa respuesta la prensa dio por cerrado el escándalo. No hubo contrapreguntas como le hicieron a Zuluaga que tuvo que aclarar que no fueron cinco sino veinte minutos.En el video es claro que allí había algo más que buscar información sobre el atentado. Un presidenciable como Vargas Lleras no va hasta Pauna, Boyacá, a la vista de todos y en medio de un festejo a que unos señores, vinculados a todo tipo de crímenes, le suelten un dato. El video brota escándalo por todos sus poros.Lograr que la prensa lo exculpe sin mayores preguntas es un poder enorme porque en cualquier país con instituciones democráticas y con una sociedad civil fuertes Vargas hubiera tenido que renunciar a su aspiración vicepresidencial, mucho menos volvería a soñar con ser presidente.Y si tener influencia sobre quienes ponen la agenda en los medios es una fuente invaluable de poder para los bogotanos, tener influencia sobre quienes ejercen la justicia es vital para contrarrestar a quienes aspiren a arrebatarle el poder.El escándalo del hacker ocurrió porque la Fiscalía infiltró al famoso hacker español. Eso está muy bien. Hay que investigar los posibles delitos que puedan cometerse con información sensible de inteligencia. Pero igual de apremiante, o incluso más, es investigar las actuaciones de candidatos que se reúnen con criminales. La Justicia no puede dar la señal que solo tiene dientes cuando se trata de políticos de provincia.