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El asunto Santrich

No importa qué decisión tome, si extradita a ‘Santrich’ o no, Duque tendrá que enfrentarse con un duro obstáculo para aterrizar el proceso de paz de la Habana y poder pasar la página del conflicto con las Farc.

20 de julio de 2018 Por: Gustavo Duncan

De las decisiones delicadas que tendrá que tomar Duque está el de la extradición de ‘Santrich’. El tema es sensible porque simboliza para un amplio sector de la izquierda, que va mucho más allá de las Farc, el incumplimiento del Estado en la negociación. Y, por consiguiente, su extradición significaría que los pronósticos que vaticinaban la traición a los acuerdos de La Habana luego de haber dejado las armas eran ciertos. Palabras más palabras menos, confirmaría que las élites colombianas nunca cumplen.

Pero, del otro lado, no extraditar a Santrich simbolizaría para amplios sectores de derecha, críticos del proceso, que todo fue una gran operación de impunidad. Confirmaría sus sospechas que los altos mandos continuaron vinculados al narcotráfico y a la delincuencia y que, de seguro, son quienes están detrás de todo el rearme de las disidencias.

No importa qué decisión tome, si extradita a ‘Santrich’ o no, Duque tendrá que enfrentarse con un duro obstáculo para aterrizar el proceso de paz de la Habana y poder pasar la página del conflicto con las Farc. Lo más probable es que opte por la extradición y se enfrente a los sectores al interior del Estado y de la opinión que interpretan la inmunidad de los mandos de las Farc como una condición necesaria para que el proceso lleve a buen término. A Duque le toca tomar esa decisión porque es la coherente con el discurso de su campaña, la ideología de su partido y las preferencias de sus electores.

Para superar la crisis en el proceso de paz que genere la eventual extradición es necesario que el debate se centre en dos temas que en la práctica tienen mayor importancia que el asunto Santrich. El primero es que el incumplimiento del gobierno no ha ocurrido tanto en la situación jurídica y política de los líderes de las Farc como en la atención a los desmovilizados rasos y las reformas sociales prometidas.

‘Timochenko’, ‘Márquez’ y demás mandos tienen asegurada sus curules. Mientras tanto, el resto de compromisos en cuanto a reinserción, entrega de tierras, titulación de predios, inversiones sociales, programas de sustitución de cultivos, etc., han sido dejados de lado. Un mensaje contundente de Duque sobre el proceso sería que al mismo tiempo que extradita a ‘Santrich’ asume con seriedad estos compromisos.

Demostraría que el nuevo gobierno se toma en serio a las bases de las Farc y a los campesinos.

El segundo tema es despejar las dudas de las razones para tomar la decisión de extraditar. No se trata de una retaliación por hechos anteriores a la firma del acuerdo sino por un claro y muy grave incumplimiento posterior. La decisión de no posesionarse como senador y de permanecer justo al lado de la selva para pegar a correr cuando llegue la orden de extradición por las confesiones de su sobrino, muestran que ‘Márquez’ sabe que ha sido descubierto infraganti.

Así no lo admitan públicamente el ala moderada de las Farc, la de ‘Timochenko’, debe sentirse igual de traicionada y sorprendida que el resto del país ante la decisión del ala dura, la de ‘Márquez’, de la decisión de hacerse a varios millones de dólares de la droga. Los hicieron quedar como criminales ante la opinión y, de paso, se preguntarán para qué querían sus camaradas ese dinero.

El mensaje para la izquierda debe ser que el proceso no puede suspenderse por las equivocaciones y ambiciones de unos pocos que no están verdaderamente comprometidos.

Sigue en Twitter @gusduncan