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¡Policía ya!

La pérdida de los CAI en Cali es la victoria de unos cuantos por encima del bienestar general, de la ley y del Estado.

11 de agosto de 2021 Por: Gustavo A. Orozco Lince

Qué desgaste tener que rogar por lo obvio. ¿En qué galaxia hay que implorarle a un alcalde para que proteja la vida? ¿En qué momento reclamar tranquilidad se volvió mucho pedir? ¿En qué universo paralelo estamos que pedir policía se volvió una necesidad de supuestos fascistas?

Lo que ha pasado en Cali con los CAI no es insignificante. A hoy, la Loma de la Cruz sigue con una biblioteca hechiza en sacrificio de la presencia policial. Los artesanos no están abriendo, los turistas no volvieron, los robos están disparados y la comunidad no duerme tranquila. La Alcaldía tomó partido del lado de los delincuentes que apagan la luz a su antojo, se tomaron áreas enteras para sus negocios ilegales y se escudan con una biblioteca para venderse como los altruistas que no son.

La pérdida de los CAI en Cali es la victoria de unos cuantos por encima del bienestar general, de la ley y del Estado. Es, además, la profundización del olvido por parte de las autoridades de las necesidades de la gente. Eso, en todo caso, en estas latitudes se ha vivido desde siempre. Pero a este nivel, en un casco urbano de primera categoría, tiene pocos ejemplos comparables. Ospina ignora y actúa en contra de una de las necesidades más obvias y prioritarias de la gente: la protección de su vida.

Haciendo y omitiendo, el Alcalde apoya el desbarajuste de claudicar la autoridad y entregársela a otros que tienen cualquier motivación menos de hacer las cosas bien y para la gente. ¿Cómo carajos se le explica que la gente exige un mínimo de autoridad para tener tranquilidad y poder trabajar para subsistir? La obsesión con el orden no es un delirio de fascistas en esta ciudad, la más homicida de todo el país.

¿En qué galaxia uno tiene que rogar para que las autoridades no se dejen robar sus espacios por unos cuantos que lo último que quieren es el bienestar de la gente? Está claro que los jóvenes caleños necesitan oportunidades donde hoy son escasas, sobre todo para prevenir que caigan entre las garras del crimen organizado. Pero los que delinquen también tienen que saber que sus acciones tendrán consecuencias. Sean quienes sean. Y para eso la Policía es fundamental.

Insistir que la inseguridad se resuelve solo con lo uno y no con lo otro es ser atrevidamente ignorante y desconocer totalmente dónde estamos parados. Esta ciudad también es un nido de ratas donde con o sin oportunidades terminan delinquiendo más que unos cuantos.

Los que digan que la seguridad y la educación o la cultura son contradictorios solo para justificar su biblioteca, son puros charlatanes buscando enredar con el cuento de la gallina y los huevos o vendiendo humo ideológico inservible. La presencia policial, y su cantidad, funciona y reduce delitos. Empezar a abrir los ojos para solucionar este chicharrón es entender que los CAI son urgentes, útiles y bastante necesarios. La Loma lo pide a gritos.

AHORA EN Gustavo A Orozco Lince