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No me callarán

Pero no me callarán ni me asustarán. Los ataques me motivan aún más para seguir en esto, luchando para qué Cali dejé de ser la capital homicida del país y para que dejemos de vivir entre miedo, balas y amenazas.

17 de noviembre de 2021 Por: Gustavo A. Orozco Lince

Miembros de la Primera Línea me denunciaron hace un par de semanas ante la Fiscalía. Pretenden hacerme retractar por decirles que bloquear es un delito, tal como está consignado en nuestro Código Penal. Querían, además, incluir dos delitos adicionales: injuria y violencia de género.

Sus intenciones son claras. Sacarnos del juego a los pocos que nos hemos parado de frente contra ellos para resaltar sus atropellos y sus actos delincuenciales. Sobre todo cuando desde la institucionalidad no hay un reproche considerable frente al balance desastroso que nos dejaron y más bien los agasajaron como supuestos jóvenes indignados. Ya eso no se lo cree nadie, pero empoderó a la Primera Línea para seguirse creyendo amos y señores hasta hoy.

Las acusaciones con las que me señalan no tienen ni pies ni cabeza. Quien me denunció ahora se victimiza por ser indígena, por ser líder de derechos humanos y por ser mujer. Se equivoca. No tengo ni necesidad de escudar mi denuncia a partir de la condición de nadie. Habría hecho lo mismo con un hombre, con un blanco, con una persona del estrato, del color o de la afiliación que fuese. Precisamente mi lucha por recuperar la seguridad insiste que en esta ciudad todos, absolutamente todos, deben reconocer que los delitos tienen consecuencia y que el Estado las debe aplicar.

Eso no excluye a la Primera Línea y sus adeptos que, con un discurso de cinco pesos, creen que solo con defender una causa pueden deshacerse de las consecuencias de sus acciones. No. El que tira la piedra tiene que sostener la mano, con lo que sea que eso implique. No hacerlo es tener rabo de paja.

Tristemente, ni sorprende la inacción de la Fiscalía y de la justicia. Más preocupados por las garantías exageradas que por los deberes que nos corresponden a todos los ciudadanos, acá cualquiera enreda con una excusa y le sale barato. No sorprende tampoco que en Medellín y en Bogotá ya hayan capturados por los excesos del Paro, mientras nosotros como ciudad más afectada que cualquiera seguimos a la espera de un asomo de justicia. Acá poco nos voltean a mirar.

De todas formas, interpondré una denuncia contra esas personas que recurrentemente encontré bloqueando, incitando y liderando lo que ya sabemos que pasó. Aún mientras pocas esperanzas podemos tener que pase algo, pues los entes de control ni siquiera actúan contra un alcalde que omitió absolutamente toda responsabilidad como primera autoridad a cargo del orden público en la ciudad.

Pero no me callarán ni me asustarán. Los ataques me motivan aún más para seguir en esto, luchando para qué Cali dejé de ser la capital homicida del país y para que dejemos de vivir entre miedo, balas y amenazas. Seguiré buscando como mejor ayudar y desde donde poder contribuir aún más. Quedarme en la barrera no es una opción.

AHORA EN Gustavo A Orozco Lince