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Petro se deja contar

En 2018 Gustavo Petro protagonizó el mayor éxito electoral de la izquierda colombiana en la historia: 4,8 millones de votos en primera vuelta, 8 millones en segunda.

22 de septiembre de 2019 Por:

En 2018 Gustavo Petro protagonizó el mayor éxito electoral de la izquierda colombiana en la historia: 4,8 millones de votos en primera vuelta, 8 millones en segunda y un incremento de 3,3 millones igualando el esfuerzo de los partidos de centro derecha para Iván Duque, con el mérito que la Alianza Verde apoyó a Petro, pero Sergio Fajardo se quedó en neutro. Luego vino el éxito en las parlamentarias: combinadas las listas de izquierda y ‘alternativas’ se llevaron el 22% del senado. Ahora Petro está a punto de cometer su peor error de cálculo político en las elecciones regionales, dejándose contar con candidatos que reclama como de su movimiento Colombia Humana.

La izquierda quedó con el desafío de replicar el éxito en el 2022 y ganar, para lo que necesita un buen resultado en las regionales de este año. El plan era ganar tres alcaldías grandes y administrarlas bien. Concretamente apuntaron a Bogotá, Cali y Barraquilla. Ese es el plan que puede fracasar porque Petro cree, como su némesis, en su capacidad de transferencia electoral y que toda la fuerza parlamentaria de oposición es una fuerza de izquierda y por lo tanto petrista. Pero estas fuerzas llegarán a las regionales fragmentadas por lo que ellas mismas llaman ‘canibalismo’, producto del sectarismo y la codicia política de los liderazgos de la Alianza Verde y los decentes.

Bogotá, el manjarblanco de la breva, Claudia López, una ignota en términos administrativos desplegó las artes de su enorme codicia política, atrajo a Petro a una selfie, para devorarlo y luego eructarlo, obligándolo a candidatizar a Hollman Morris, otro ignoto ejecutivo que tiene el lastre de la inviabilidad en el muy significativo grupo de mujeres de la Colombia Humana por sus denuncias de violencia. Bogotá quedará en manos de Claudia López, no estrictamente de los verdes, cuya suerte se definirá cuando se crucen en la meta que a ella realmente le interesa. Petro se dejará contar en Bogotá, una ciudad que le puso 1,1 millón de votos en primera vuelta y 1,.9 en segunda, embutiéndole 400 mil votos más a Iván Duque. Cualquier conteo de Morris por debajo del resultado de la primera vuelta presidencial será un desastre para Petro.

En Barranquilla Petro decidió avalar a otro ignoto administrativo, un abogado Bohórquez que va 60 puntos detrás de Jaime Pumarejo. El contendor de Alex Char en 2015 sacó 86 mil votos, doblando al que lo enfrentó en 2007 que sacó 43.000. En la segunda vuelta Petro le ganó a Duque en Barranquilla con 242 mil votos, el 54% del total y 12 punto por encima. Ese es su rasero en Barranquilla.

En Atlántico para peor, prevaleció el nepotismo y Petro impuso de candidato a la gobernación a su hijo Nicolás quien no logra explicar qué experiencia tiene que justifique su candidatura y vive con cara de atolondrado. Será un fracaso si saca menos que los 440 mil votos de su papá hace apenas año y medio.

En Cali Petro jugó la carta de “fui llave de tu papá” para pegársele a Jorge Iván Ospina quien tiene experiencia administrativa pero avalado por la Alianza Verde, la que traicionó a Petro en Bogotá. En las presidenciales Petro literalmente se dobló en segunda vuelta llegando a 446 mil votos. Pero Ospina fue alcalde de Cali en 2008 con 265 mil votos sin el respaldo del Polo Democrático de Gustavo Petro, de manera que es dudoso que en Cali pueda reclamar un triunfo como exclusivo de su adhesión oportunista.

Siendo desastrosa la estrategia, lo interesante será ver cómo la explicará Petro la noche del 27 de octubre.

AHORA EN Guillermo Puyana Ramos