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En las pruebas se mide la hondura o la superficialidad de esa fe que dices tener y que, muy seguro, necesitas fortalecer.

3 de mayo de 2020 Por: Gonzalo Gallo

En las pruebas se mide la hondura o la superficialidad de esa fe que dices tener y que, muy seguro, necesitas fortalecer.

A los metales se les da temple en el fuego, y la adversidad o las crisis te invitan a nutrir y afianzar esa fe que dices cultivar.

Con frecuencia se agota en rezos repetitivos, ritos vacíos y sin que Dios aparezca en tu vida a no ser que nos sacuda un sismo.

Es triste decirlo, pero son pocos los que aman a Dios con todo el corazón toda el alma y todas las fuerzas.

En ese amor que, supuestamente tienen, no ponen ni un ápice de la pasión que desbordan en otras actividades.

Esa que se derrocha en un estadio, en las rumbas o en la atención casi que constante a un artilugio electrónico.

Tener fe es amar a Dios de verdad y no con una fe de arrebatos, es tenerlo bien presente en tu vida y no solo por momenticos.

Solo piensa y acepta que en los 1440 minutos del día Dios no aparece en absoluto o solo rezas unos 5 minutos. Cuida tu fe y nutre tu alma.

Sigue en Instagram @Gonzalogallog

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