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Según un nuevo estudio los fosfatos que dan energía a las células vivas se formaron en nubes moleculares del espacio interestelar.

14 de noviembre de 2018 Por: Gonzalo Gallo

Según un nuevo estudio los fosfatos que dan energía a las células vivas se formaron en nubes moleculares del espacio interestelar.

Todos los seres vivos que conocemos están hechos de células, y esas células necesitan energía para replicarse.

Sin células y energía, los organismos no serían capaces de reproducirse y, sencillamente, no existirían.

Para que todo funcione hacen falta elementos como los fosfatos de cuyos orígenes, sin embargo, sabemos aún muy poco.

Investigadores de la Universidad de Hawái y de Francia y Taiwán, han conseguido recopilar nuevas y convincentes evidencias.

Muestran que los fosfatos llegaron del espacio exterior en los primeros mil millones de años de existencia en cometas o meteoritos.

Se incorporaron en forma de biomoléculas, a las células de todos los seres vivos que pueblan nuestro planeta.

Son los principales constituyentes de los cromosomas, los portadores de información genética en los que se encuentra el ADN.

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