Oasis
Hay encierros que no son de una cuarentena en casita: son de 27 años en una prisión estrecha con pésima comida y maltratos.
Hay encierros que no son de una cuarentena en casita: son de 27 años en una prisión estrecha con pésima comida y maltratos.
También con trabajos forzados, rompiendo rocas bajo el sol calcinante de una isla y solo dos visitas de media hora en el año.
Calabozo de dos por dos metros con luz permanente de noche y, a veces, con excrementos adentro.
Eso digamos que sí es “horrible o insoportable” como lo puedes pensar tú con quejas estériles ante este encierro.
Pero no lo fue para Nelson Mandela, no en 40 días, sino en 27 años. Entonces, ¿se puede o no se puede?
Depende de tu actitud, de tu fe, de tu amor, de tu resiliencia, de controlar o no tu mente y tus emociones, de ser o no espiritual.
Sí, es exigente, y cuesta, pero lo que necesitas es ayudarte y dar lo mejor de ti por tu bien y el de los tuyos.
Ámate, ama, siente la conexión con Dios y recuerda: “Todo fluye con amor, y todo es más difícil si lo haces de mala gana”.
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