Oasis
El cucarrón pensaba humillado: “¡Qué injusta es la naturaleza! A la mariposa se le ha dado todo, pero yo soy negro, feo y nadie me mira.
Cierto día un cucarrón miraba a una mariposa volar sobre el prado de flor en flor y se decía ¡Qué hermosa es!
Sus alas resplandecían de oro, de azul y de púrpura. Se veía feliz volando por el bosque lleno de plantas.
El cucarrón pensaba humillado: “¡Qué injusta es la naturaleza! A la mariposa se le ha dado todo, pero yo soy negro, feo y nadie me mira.
Mientras se atormentaba así, irrumpió un grupo de chiquillos que dijeron: ¡Oh, qué mariposa tan bonita! Y se lanzaron a cazarla.
El insecto volaba atemorizado tan pronto muy alto, como muy bajo; se paraba un instante a cobrar aliento.
Trataba de esconderse en una flor, en una planta y volvía a alzar el vuelo, asustada, cerca a la tierra.
Ellos la perseguían excitados hasta que cayó y tiraban de un ala, una patita o de la cabeza hasta que murió y su cuerpo quedó en el suelo.
El cucarrón vio todo eso, se refugió en su escondite y dio gracias de que su apariencia no llamaba la atención.
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