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Es frecuente que las personas vayan dando pasos hacia la depresión sin percatarse. Un paso es manejar mal una pena o duelo.

1 de diciembre de 2020 Por: Gonzalo Gallo

Es frecuente que las personas vayan dando pasos hacia la depresión sin percatarse. Un paso es manejar mal una pena o duelo.

Otra señal es cuando aumenta la lista de lo que ‘no me gusta’ y disminuye la de ‘esto me encanta’.

Antes de deprimirse una persona ha comenzado a encerrarse y a reducir su espacio vital y sus intereses:

No quiero salir, no quiero leer, no me gusta un grupo, no me gustan la visitas y, al fin como es obvio: no me gusta nada.

Piénsalo porque acaso ya estás montado en el tren de la depresión o allí ya compró el tiquete un ser querido.

Algunos no lo admiten pero la depresión es una decisión o una indecisión. A ese hueco no se baja porque sí.

La razón no es la edad, ni un mal, es un amor frágil, poca fe y resiliencia,
ya que muchos aman la vida en circunstancias peores.

El duende de la depresión también acecha a las personas que se ven como creyentes, pero con una vida espiritual muy pobre.

Sigue en Instagram @Gonzalogallog

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