Oasis
En cierta ocasión dijo un sabio tibetano a sus discípulos: “El más grande de los engaños es engañarse a sí mismo”.
En cierta ocasión dijo un sabio tibetano a sus discípulos: “El más grande de los engaños es engañarse a sí mismo”.
Y agregó: “Es una bendición ser pobre sin resentimiento y ser rico sin arrogancia”. Alguien le preguntó: ¿Cómo se evita el autoengaño?
Y él dijo: cuando dedicas tiempo a conocerte, te examinas con humildad y escuchas lo que te dicen aquellos que te aman.
Los otros son un buen espejo y tú eres inteligente cuando buscas guía sabia y orientación.
Entonces no importa si eres rico o pobre en dinero, ya que lo que cuenta es ser ricos en amor.
Para no tropezar con el engaño y llegar a un despertar de consciencia se necesita humildad y compromiso.
Sólo un ser humilde reconoce sus fallas y únicamente quien es sencillo busca orientación y apoyo.
Por eso tantos sufren y hacen sufrir mientras dicen: “No tengo fallas” o, “tengo fallas, pero yo las arreglo solo”. ¡Gran autoengaño!
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