Oasis
Cuenta la historia que un sabio maestro invitó a sus discípulos a meditar en la hermosa campiña.
Cuenta la historia que un sabio maestro invitó a sus discípulos a meditar en la hermosa campiña.
De camino los invitó a asombrarse con la belleza de la creación, al llegar les dio una hoja y un lápiz, y les dijo:
Cada uno va a meditar en silencio, y en 20 minutos me entregan una plegaria o una nota de gratitud.
Cuando las recibió se llevó una sorpresa: casi todos daban gracias por lo mismo, de modo rutinario. Algo así:
“Gracias, oh Dios, por mis padres, mi hogar, mis hijos, mi salud, mis amigos y mi trabajo”. Lo que se suele hacer.
Sólo dos se abrieron a dar gracias por algo más: uno dio gracias por un simple botón de la ropa y otro por una hojita de una planta.
El sabio felicitó a estas dos personas y dijo: “La gratitud te alegra cuando valoras hasta lo más insignificante”.
Dar gracias trae felicidad, pero hazlo de modo creativo, valora todo y no te limites a agradecer siempre lo mismo.
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