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Y Falcao, ¿qué?

Insisto con el tema Falcao, porque este asunto es un...

1 de julio de 2014 Por: Gloria H.

Insisto con el tema Falcao, porque este asunto es un magnífico ejemplo de cómo se maneja en Colombia el desbordamiento pedaleado desde los medios y copiado por la llamada opinión pública. Ayer no sobrevivíamos sin Falcao y la hecatombe estaba cerca. Hoy, Falcao no existe, ya tiene reemplazo y, de paso, invisibilizamos el trabajo de todo un equipo para desbordarnos en elogios (merecidos sí, pero desproporcionados) sobre otro jugador. La celebración desbordada ha llevado a preguntarnos por qué no sabemos festejar. Por qué en Colombia los hechos siempre son excesivos. Qué pena, pero los medios de comunicación tenemos en gran parte responsabilidad de esta conducta. Nuestros excesos de información o por raiting o por negocio o por falta de tema, nos llevan a perder el sentido de las proporciones. Como muy bien tuitió alguien, “el mundo se paralizó y sólo existe el fútbol”. ¿Será que sí?Los excesos en la celebración obedecen a múltiples causas. Un pueblo identificado como “José Dolores” que vive de la derrota, el sometimiento y la pérdida, que no sabe manejar la alegría o la satisfacción o el reconocimiento, simplemente “se atora” con una emoción que no “reconoce” en su computador interior. Esta alegría o felicidad (¡) tiene que vivirse en forma loca o excesiva porque no se está acostumbrado a sentirla. Y mas, azuzados por los Medios que “cargan” la emotividad nacional sin lograr el equilibrio necesario. Todas las explicaciones son válidas pero no justifican el desbordamiento que en definitiva no lo controla ni la ley seca, ni el pico y placa, ni las fuerzas del orden. Es un desbordamiento total. ¿Cómo no contagiarse si lo “único” que existe hoy es el fútbol? Y luego pedimos cordura a la gente…El problema, claro, no son Falcao ni James Rodríguez, no. El problema radica en la forma cómo vivimos los hechos. La palabra equilibrio no existe en el imaginario colectivo colombiano. La bendita manía de los Medios de ensalzar al bueno para colocarlo en la categoría de dios y al malo arrojarlo a los infiernos, hace que perdamos el sentido de las proporciones. Ni son tan dioses ni son tan diablos, “sólo” son humanos. Hace un mes no sobrevivíamos sin Falcao. Hoy, ya no existe: desapareció, se esfumó, nadie lo nombra. Al rey muerto, rey puesto. Esos son los desmanes que nos desbordan, que nos hacen perder el sentido de la realidad. ¿Cómo equilibrar para que Falcao, aun cuando no juegue, aun cuando no esté en el momento actual participando, no “desaparezca” creyendo que ya pasó su cuarto de hora? Cómo conciliar, cómo equilibrar, he allí el meollo del problema. Vivir en un péndulo emocional genera esta clase de excesos que se vuelven incontrolables. James Rodríguez es excelente pero creo que él, sin el equipo, no podría ser lo que es. ¿Cómo equilibrar?La palabra equilibrio significa homogeneidad, uniformidad, igualdad. El desbordamiento nace de la escogencia excesiva de un asunto en detrimento del equilibrio: es cuando la balanza se rompe y los excesos hacen de las suyas. ¿Cuántas personas existen hoy en Colombia que no “mueren” por el fútbol? Para ellas, entonces, se acabó la realidad. Son algo semejante a extraterrestres que deben intentar sobrevivir en un mundo donde no encajan. Mientras, el resto, se zambulle en un maremágnum de emoción colectiva y contagiosa. Usted debe brincar, ponerse la camiseta, comprar sombrero, hacer bulla, “eso” es ser colombiano y estar en la onda. Pero la emoción también debe educarse. Debe pasar por el filtro de la mesura para poder sentirse. Ojo, leyó bien: la emoción verdadera necesita mesura. De lo contrario sólo se convierte en un exceso vacío e incontrolable que necesita mas exceso para poder vibrar con ella.

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