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¿Somos tan animales?

Si usted es chileno, tiene una hija ‘casadera’ y le presenta su...

15 de marzo de 2016 Por: Gloria H.

Si usted es chileno, tiene una hija ‘casadera’ y le presenta su novio colombiano, la primera sensación que seguramente le brota de su corazón es ‘peligro’. ¿Qué le podría hacer ese hombre a mi hija? En una dificultad, ¿hasta dónde llegaría? Porque el impacto por la forma como el muchacho de Andalucía, Valle, Colombia, mató a su novia forma ya parte del imaginario colectivo chileno y asociar hombre colombiano con depravado es instantáneo. Nada ni nadie justifica la muerte de un ser humano y mucho menos dizque a nombre del amor como es el argumento para explicar la muerte de una mujer por su pareja. Pero la manera como la mató es un plus de violencia que no es fácil de asimilar. Las casas de pique, descuartizar seres humanos y en otros lugares ‘gozar’ tirando gente viva de los aviones, pagar salarios por violar mujeres, cortar cabezas como espectáculo de redes sociales, encerrar seres humanos en mazmorras, muestran una condición humana que nos iguala con un instinto animal totalmente depredador. En cualquier lugar del mundo surgen individuos que asombran por su crueldad. ¿Cómo explicarlo? Desde una mirada biológica, de sobrevivencia, propia de la naturaleza se impone la ley del más fuerte como forma de existir. La sobrevivencia, impulso primario por excelencia, lleva a ‘usar’ lo que está alrededor para no dejarse morir. Lo externo aparece entonces como oportunidades para salir adelante, para sobrevivir. La realidad no existe, solo está la necesidad, como si se viviera en un mundo totalmente autista. Sin medir cómo o a quién se lastima. Comportamientos como el de este muchacho lo ‘igualan’ con lo instintivo, con lo animal, con los niveles más primarios de conciencia. ¿Qué pasa por la mente de un asesino de esta magnitud? Hice la pregunta mal. No hay mente, no hay conciencia. Sólo impulso ‘puro’, emoción primaria. Necesidad de sobrevivencia donde está amenazado, puede perder porque ‘le quitan’ parte de su yo (la otra persona) y el peligro es eminente. ¿Niveles inferiores de conciencia, enfermedad mental, comportamiento puramente instintivo?No somos solo Biología y aun cuando estamos determinados por lo biológico, allí no nos agotamos. Decía Theilard de Chardin que estamos a mitad de camino entre las bestias y los dioses. Lo que marca la diferencia es la conciencia, el caer en cuenta de que somos dueños de nuestro actuar cuando logramos superar lo puramente instintivo. De acuerdo al desarrollo de la conciencia, que no depende de la biología, la evolución nos hace más conscientes, más humanos, menos irracionales. Porque la conciencia marca la diferencia con lo instintivo. La epigenética (por encima de la genética) muestra cómo la conciencia es más poderosa que los genes. Somos amos de nuestros genes, no simples víctimas. La ‘nueva’ biología está basada en el hecho de que la percepción controla el comportamiento y la actividad del gen, como quien dice que no estamos determinados sólo por lo biológico.Es difícil aceptar los niveles de crueldad y violencia que infringe un ser sin conciencia, desde lo instintivo. ¿Maldad, enfermedad, niveles primarios de evolución? Difícil respuesta. No somos iguales, ni estamos en el mismo nivel de conciencia. El contraste que tanto golpea, paradójicamente, es lo que nos permite aprender. ¡Y para eso nacimos!

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