¿Se atreve?
El problema no radica en lo que ya pasó. Venimos a la...
El problema no radica en lo que ya pasó. Venimos a la vida a aprender y todos somos maestros y aprendices, los unos de los otros. Desafortunadamente es el dolor el que más enseña, el que conmueve y el que fustiga para aceptar el cambio. Lo que pasó, ya sucedió, no podemos darle marcha atrás. Dora Lilia murió, el avión se cayó, experiencias que perturban y que no se pueden devolver. Pero sí podemos aprender de ellas. De lo contrario, sus vidas (y sus muertes) no tendrían sentido. Porque la vida y la muerte enseñan, tienen un significado y entre mejor asimilemos su lección, más consciente será nuestro futuro.Los errores del piloto se han documentado al máximo. Se equivocó porque primó el empresario sobre el piloto y la escogencia fue fatal. Costó 71 vidas. Pero la pregunta va para todos: ¿Cómo manejamos el riesgo? ¿Cuántas veces no decimos alcanzo a pasar una calle, o a adelantármele a otro vehículo, o a correr un riesgo peligroso porque nuestro atrevimiento personal o la confianza que nos tenemos permite arriesgarse? ¿Quién no lo ha hecho? ¿De dónde surge el impulso para atreverse más allá del límite de la mesura? La presión económica es un disparador de conductas al cual nunca se le ha tomado el pulso. Hubiera podido salir perfecto si no se hubiera presentado el retraso del otro avión de Viva Colombia. El piloto y algunos de la tripulación lo dijeron claramente en Bolivia: Si se alcanza. Lo creían y lo intentaron a su manera. Casi podríamos concluir que los riesgos los habían ensayado en otras experiencias y en otros vuelos. Entonces, sólo era cuestión de arriesgarse, de intentarlo de nuevo El riesgo, el atrevimiento, el impulso, el sí se puede, mueve muchas actuaciones de la condición humana. Ninguno está exento de esa tentación. Una cultura competitiva, en busca del éxito, con la presión económica respirando en la nuca, es un caldo de cultivo para situaciones como ésta, de riesgos desmesurados, atrevidos. Pero de nada sirve explicarlo después de sucedido el hecho. Lo importante es reconocer si la experiencia del piloto nos puede enseñar a los demás mortales. Debe haber consecuencias y responsabilidades penales pero más que devolver obsesivamente el cassette, o morbosamente seguir esculcando, lo importante es lo que podemos aprender los demás de una situación como esta. No, no somos pilotos de aviones pero sí somos pilotos de nuestra propia vida y en más de una ocasión el riesgo nos produce adrenalina y buenos resultados. Nos puede quedar gustando demasiado el sí se puede hasta el punto de no medir las consecuencias. Que pueden ser fatales. Un sabio refrán dice en caso de duda abstente. Pero la cultura competitiva por el contrario dice que arriesgarse es sinónimo de valientes y echados padelante. Cada quien concluye.Dora Lilia murió y aún cuando su muerte produce una impotencia absurda, el problema ahora es detectar cuántas potenciales Doras Lilias siguen durmiendo con el peligro porque a nombre del amor, la mujer no logra reconocer el riesgo. La seducción del amor la obnubila y cree que el hombre seductor que está a su lado sí la quiere y va a dejar su violencia física y psicológica. No es más que un espejismo. El amor enfermizo y machista asesina mujeres. Hora de aprender, no de repetir.Sigue en Twitter @revolturas