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Marta Lucía, masculina

¡Quién lo creyera! Con la cantidad de información que existe en internet...

4 de febrero de 2014 Por: Gloria H.

¡Quién lo creyera! Con la cantidad de información que existe en internet sobre sexo, sexualidad y ‘afines’ no es fácil entender lo que sucede con el tema de las energías masculinas o femeninas. El desconocimiento sobre esta temática es inmenso. Empezando porque no son sinónimo de hombre o de mujer. No son equivalentes a sexo, tampoco son exclusivas de uno u otro género. Una explicación elemental y sencilla es precisar que todos, al nacer, tenemos un empaque pero el contenido de ese empaque no está ‘terminado’. La vida lo va ‘llenando’ desde la historia familiar, el mundo presente, las relaciones interpersonales, la educación, las oportunidades, los modelos a seguir. De esta manera el contenido se va completando y lo masculino y femenino se acrecienta de acuerdo a los estímulos recibidos. Es de esperar (idealmente) que el empaque hombre tenga mayor dosis de masculina, sin renunciar a su dosis de femenina. E igual sucederá con el empaque mujer: energía femenina combinada (en mayor proporción) con energía masculina.Por eso un ‘empaque’ no determina que fluya energía femenina o masculina. Hoy por hoy es habitual encontrar muchísimos empaques ‘mujer’ cargados de energía masculina. Cuando se habla de mujeres fuertes, ambiciosas, decididas, competitivas, muy posiblemente su dosis de masculino sea mayor. Sin que ello sea un defecto. La energía femenina, en cualquier empaque, debe ser conciliadora, solidaria, comprensiva, interesada por procesos mas que por resultados, respetuosa del territorio, se refiere al hogar, es luz, el aspecto interno de las cosas, la intuición, ver más allá. No individualiza, pues tiende a la unidad. Se relaciona con los sentimientos, la inspiración y busca trascender los límites del yo para conectarse con los demás. La energía masculina es la que ha demostrado ser más Exitosa, construyendo leyes, orden, ciencia, tecnología. A su vez es la ‘madre’ de la guerra, de la rivalidad, de la competencia. Ya dio todo lo que tenía que dar y está al filo de detonar más polarización: fuertes y débiles, ricos y pobres. Obvio entonces que la candidata de los conservadores, Marta Lucía Ramírez, es más masculina (más de lo mismo) que femenina. Su empaque mujer no significa que por ella fluya la energía femenina en la dosis necesaria para equilibrar el medio colombiano. Representa lo conservador, lo tradicional y el pensamiento de un guerrerista como Uribe. Es una mujer masculina y ‘vieja’. Su espíritu está más cercano a la imposición, a la rigidez, al ‘ajuste de cuentas’, a señalar a los malos y a los buenos, a ‘cobrar’ por los errores. ¡Es muy, pero muy masculina! Por ello, argumentar que es la representante de las mujeres es un contrasentido. Algo parecido a creer que los empaques garantizan los contenidos. ¡Craso error! Marta Lucía es competitiva, dura, radical, impositiva, nada dialogante, mucho menos conciliadora. Ella es mujer con muchísima energía masculina. Entonces… “Es la energía femenina, con sus atributos de armonía, ternura, compasión, caridad, paciencia, belleza, risa, juego, placer, la que equilibra los logros masculinos para lograr una sociedad diferente, equilibrada y mutuamente responsable de su función social”. 

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