Marido ¿gay?
Lo primero que hay que aclarar es que la identidad sexual no...
Lo primero que hay que aclarar es que la identidad sexual no es un componente humano totalmente rígido, impermeable al cambio o a la evolución. En la condición humana solo la muerte es estática. Todo lo demás siempre está en movimiento y es susceptible de modificaciones. Y si en algún tema o conducta la ciencia ha estado perdida es en el campo sexual. ¿Qué es normal y qué es raro? Asunto de nunca acabar porque las religiones y la moral han contaminado de tal forma el tema de la sexualidad que los científicos no han logrado encontrar parámetros sanos, puesto que para algunos sus objeciones de conciencia les han impedido ver más allá de sus narices. Cuánto tiempo consideraron la homosexualidad una enfermedad claro, todavía los ignorantes lo siguen pensando. ¡Por Dios! Tienen todo el derecho a seguirlo creyendo. ¿Quién puede prohibir el derecho a la ignorancia?Más de una esposa se puede estar preguntando por el comportamiento raro de su marido, después de varios años de matrimonio, al percatarse de que el hecho de que él se haya casado no es garantía de que siempre ha sido y sea- heterosexual. Hoy su comportamiento no se observa normal: el descache cuando se toma unos tragos, se desdobla y le da la tocadera a amigos, conocidos o presentes. Sus sorpresivas nuevas amistades, muchachitos a los que ayuda o emplea en labores domésticas y que lo acompañan en el carro o en sitios inusitados. Las pilladas en internet observando pornografía masculina. Su indiferencia total hacia su esposa después de ser casi un obsesivo sexual. ¿Qué está pasando? Si siempre se tuvo la conciencia de no sentirse bien con la conducta sexual que se vivía, para algunos hombres ha llegado el momento del cambio. Ya se cumplió con los parámetros culturales, casarse, gozar con una compañera, tener hijos, educarlos y cumplir con las expectativas sociales, es hora entonces de la jubilación. Pero no solo la laboral sino también la jubilación social, donde pareciera fuera importante liberarse de todos los compromisos impuestos por la cultura para empezar a vivir a mi manera. El matrimonio ha sido el escudo más apetecido, deseado y potente, para esconder el comportamiento homosexual que la cultura tanto censuró. Pero como las mujeres afortunadamente- ya se atreven, ahora hablan y preguntan. Y vienen los interrogantes sobre los comportamientos sexuales o que no satisfacen o que no se entienden. De ser entes pasivos frente a la relación de pareja, la esposa se inquieta, pregunta y reclama. ¿Homosexualidad de siempre u homosexualidad reciente? Pero también puede suceder que se cambió de interés sexual. Los hombres dentro de la cultura patriarcal fueron educados para hacer lo que les viniera en gana y es posible que el hastío de haberlo probado todo, de haberse excedido en una búsqueda desenfrenada de placer en el tema de mujeres los lleve a la necesidad de seguir experimentando emociones nuevas porque el desborde sexual no les ha permitido vivenciar una sexualidad sana. Está entonces el terreno masculino para explorar y es cuando aparece un comportamiento inentendible para una esposa que no logra asimilar qué sucedió. Ahora son los hombres los que enloquecen a su marido. Y existen quienes se atreven a confirmarlo sin ninguna clase de perjuicio. Con la misma actitud retadora del que hizo siempre lo que quiso sí, y qué, la nueva conducta masculina aplasta a una compañera que no tiene más que el desconcierto para defenderse. Lo anterior no significa que no existan lesbianas en igualdad de condiciones. Cuando la sociedad patriarcal definió en forma tan radical los comportamientos sexuales, lo que logró fue la polarización de los mismos, escondiendo en la actitud extrema aquello que tanto se teme. Y eso que todavía no existe apertura para considerar la conducta bisexual como parte del desarrollo humano, sin generar escándalo o rasgadura de vestiduras. Lo más nefasto es intentar imponer a toda costa criterios de moralidad y normalidad. Aún nos queda mucho por descubrir e investigar