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Inteligencia del corazón

Nos educaron con la creencia de que el órgano más importante y...

25 de enero de 2011 Por: Gloria H.

Nos educaron con la creencia de que el órgano más importante y valioso del ser humano es el cerebro. En su inteligencia está todo el potencial humano. El cerebro y la inteligencia, por lo tanto, son codependientes puesto que la segunda se origina en el primero. Es el imperio de la razón. Pero la ciencia, desde la biología y la física cuántica, se está encontrando con descubrimientos que ponen a tambalear conceptos tradicionales. Como, por ejemplo, que en procesos de conciencia, no es el cerebro el que manda la parada. El corazón tiene cerebro o, traducido de otra forma, en el corazón existe una inteligencia que es más poderosa que la que produce el cerebro. Porque ni siquiera el cerebro ‘manda’ sobre el corazón: el ritmo cardiaco y sus variaciones constituyen el medio privilegiado por el que el corazón envía mensajes, no sólo al cerebro, sino directamente al resto del cuerpo sin necesidad de ‘permiso’ del cerebro. Aún más: el campo electromagnético del corazón es 5.000 veces más intenso que el del cerebro, en realidad es más potente que el de cualquier otro órgano del cuerpo. El corazón produce de 40 a 60 veces más bioelectricidad que el cerebro. El campo magnético del corazón cambia en función del estado emocional. Y el campo electromagnético del corazón se extiende alrededor del cuerpo hasta una distancia de entre 2 y 4 metros y que todos los que nos rodean reciben la información energética contenida en nuestro corazón. ¿A qué viene todo esto? Se ha creído que la conciencia (al igual que la inteligencia) se origina en el cerebro. Pero no es el cerebro el que genera la conciencia. Ojo (y es muy importante), el nivel de conciencia es el que determina qué partes del cerebro se utilizan. Porque la conciencia no está ‘aprisionada’ o localizada en el cerebro. Conciencia es la capacidad de caer en cuenta de cómo vivimos, tratando de superar las reacciones automáticas. La conciencia elemental (totalmente automática) utiliza la amígdala cerebral. Por eso cuando estamos en ese nivel somos primarios para reaccionar y por lo general nuestras respuestas son de defensa, de supervivencia ya física, ya psicológica. La conciencia intermedia utiliza el córtex y el neocórtex y es entonces cuando nuestras reacciones pueden ser más pensadas y más creativas. Pero la conciencia más elevada utiliza el circuito del corazón. A través de éste, la respuesta es de comprensión y aceptación y, por lo tanto, el corazón genera una vibración de paz y armonía que se proyecta alcanzando hasta cuatro metros de buena ‘vibra’ a nuestro alrededor. Es decir, de acuerdo a lo que se piensa, se siente y se vive, proyectamos ondas de armonía que necesariamente cobijan lo que nos rodea.El corazón no es el sitio ‘blandito’, romanticón, que sólo registra emociones o sentimientos que conmuevan. No. El corazón es utilizado por una conciencia mucho más desarrollada que la que se transmite a través de las otras partes del cerebro. Por eso el lenguaje del corazón es sabio. Por eso escuchar el corazón y actuar de acuerdo a su mensaje es uno de los grandes cambios que se experimenta en esta época, y mucho más con el aval de la ciencia que ya no lo considera tan sólo el lugar de las emociones. El mito de la primacía de la razón (inteligencia) cerebral es desmontado para confirmar que en el corazón está la sabiduría. La conciencia que utiliza el circuito del corazón es la más desarrollada y armónica. Y es el maestro del corazón el que debe guiar nuestros pasos.

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