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Huele a podrido

¿Qué significa que una persona “huele a podrido”? ¿Qué se quiere manifestar...

18 de agosto de 2015 Por: Gloria H.

¿Qué significa que una persona “huele a podrido”? ¿Qué se quiere manifestar cuando se califica a un individuo con una frase como la anterior? El receptor de esa expresión puede interpretarla de múltiples maneras porque en definitiva, allí, no existe ningún argumento sino un calificativo que busca enlodar porque no se tiene nada más que decir. Es entonces cuando vale la pena preguntar si cuando se insulta con frases o palabras descalificadoras, es porque se han agotado los argumentos y ahora sólo queda la rabia. La frustración de saber que el otro o la otra no nos gusta, nos ganó, nos estorba, “no se por qué” y ya no me queda sino la bajeza como infantil mecanismo de desquite.Se construye una ‘nueva’ categoría de comportamiento humano, los llamados ‘guerrilleros verbales’, aquellas personas que disparan expresiones ‘ingeniosas’, metáforas de una ‘agudeza mental’ increíble, pero no expresan más porque no tienen nada más que decir. Solo rabia, frustración, amargura. Por eso el lenguaje soez, en términos psicoanalíticos, tiene mucho que ver con la rabia, con el mundo anal. Es sinónimo de ‘ensuciar’ y otras palabras que la censura prohíbe escribir. Claro, en el mundo de la interpretación, todo puede caber dentro de la ‘aguda’ expresión. Las campañas políticas se han movido –y se mueven- en el mundo anal. PNL habla del poder del lenguaje y de la importancia de la palabra como radiografía de lo que tenemos en nuestro interior. ¿Con qué resueno? La guerrilla no sólo está en los montes o en La Habana. En el interior de muchos corazones se anidan guerrilleros morales que disparan ‘balas emocionales’ a diestra y siniestra sin medir las consecuencias. En los Medios como en las Redes se multiplican los guerrilleros verbales que no saben cómo argumentar: sólo disparan, enlodan. Sin importar su grado de educación o preparación intelectual ‘ensucian’ a sus contradictores. Y no es como pretenden algunos callar la verdad o no tener derecho a disentir. Cuando se pidió “desescalar” el lenguaje significaba no ser más guerrilleros verbales sino gente que desde la diferencia pudiera dialogar. Pero muchos comunicadores creyeron, perversamente, que les estaban pidiendo que sustituyeran guerrillero con honorable como si fueran sinónimos. ¿Dónde aprenderían que eran equivalentes como para sustituir, una palabra con la otra? ¿No será más bien la incapacidad intelectual de encontrar un sinónimo menos agresivo (y aceptar que sí se es guerrillero verbal) la que lleva a radicalizar el lenguaje?Pero llegó la hora de ‘limpiar’ la campaña política. Es hora de permitirnos un lenguaje donde no existan más guerrilleros verbales, donde haya argumentos, diferencias, pero no insultos, indirectas, bajezas o insinuaciones. ¿Tiene algo que decir? Dígalo de frente, claro. Y una buena manera de medir la salud mental de un candidato o candidata (indispensable en el manejo de lo público) es mirar cuántas veces descalifica, enloda, o agrede. Porque lo que está diciendo cuando ‘dispara’ agresiones, es que no tiene nada más que decir, que no tiene argumentos y necesita llamar la atención, necesita pantalla, bulla, protagonismo, insinuando, ‘sugiriendo’, sembrando dudas. ¿Ideas para refutar? Ninguna. Al estilo Trump no tiene nada que decir, ni siquiera su plataforma de ideas ‘atrae’. Entonces a enlodar… Midamos a los candidatos y a sus campañas (porque ellos son responsables de lo que diga, publique o emita su grupo) por sus ideas pero anotemos cuando agreden porque están mostrando debilidad. Detrás de la descalificación del otro, donde se lucen por su ‘ingenio’ están diciendo que no tienen nada más para mostrar. Como las sanguijuelas, deben vivir del otro. Deben ‘lucirse’ con su ingenio anal. Es hora de limpiar las campañas y oír propuestas no agresiones. Y si los candidatos ni siquiera pueden controlar a sus seguidores, ¿cómo esperan controlar, manejar o influir en grupos mas disímiles y numerosos? Queremos, anhelamos, una campaña limpia, donde haya ideas no bajezas. ¿No estamos acaso en un proceso de paz que, necesariamente, debe empezar en el corazón de cada quién?

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