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Duque, en la que nos metió

Sí, es un hombre bueno, conciliador, tranquilo. Pero con la ingenuidad que bordea el infantilismo. No tiene criterio, no sabe qué hacer.

25 de febrero de 2019 Por: Gloria H.

Sí, es un hombre bueno, conciliador, tranquilo. Pero con la ingenuidad que bordea el infantilismo. No tiene criterio, no sabe qué hacer. Todo lo que sucede le genera duda, miedo, desconfianza. Claro está aprendiendo y tiene derecho a su curso de introducción. Pero el problema es que su inducción la está haciendo con nosotros, con Colombia entera.

Él mismo no midió en lo que se metería al liderar un cerco a un hombre nefasto, sí, pero sin evaluar las consecuencias de su fatal liderazgo. Lo están usando y él creyéndose el cuento de que está ayudando a arreglar líos. Hoy estamos ad portas de una guerra, en la mitad del sándwich. EE.UU. ‘dichoso’ porque consiguió lo que quería a costa de la ‘ingenuidad colombiana’. Estados Unidos nunca ha hecho nada por Haití porque en su territorio no existe ningún elemento que le interese. Ni siquiera por Puerto Rico que dizque son ‘de los mismos’. Haití puede estar peor que nuestros vecinos. Pero Venezuela es ‘apetecida’ porque hay petróleo y por ello vale la pena luchar y ponerse todas las máscaras posibles de la ‘generosidad’ y el altruismo. Haití no da para eso.

Claro, hay que ayudar porque la situación de los venezolanos es lamentable. Pero en este juego de filigrana se debe hilar muy delgado porque al intentar alivianar el dolor del pueblo venezolano, ¿a quién se está salvando y a quién perjudicando? Duque sube en las encuestas porque asume actitudes bravuconas. Todavía existe muchísima gente en Colombia (y en el mundo) que cree que la violencia se derrota con violencia. No sé cuántos muertos haya que contabilizar antes de que Duque se siente (otra vez) a dialogar con Eln. ¿O existen algunos otros ingenuos que todavía creen que al grupo guerrillero se lo puede derrotar con estrategia militar? El tiempo para llegar a ese punto se contabilizará en cadáveres, en dolor, con el Hospital Militar otra vez repleto. Mientras, Venezuela al lado, hirviendo, y Colombia untada hasta la coronilla.

El momento es complejo pero no ‘nos cayó del cielo’. Se ha construido, paso a paso, con una falta de criterio y experiencia abismales. Aun cuando suene muy fuerte, cuando no hay criterio se corre el riesgo de matricularse en un curso acelerado de títere con todas las opciones posibles. Uribe, Trump, Guaidó, las encuestas, Macías, el CD. Hay para escoger. Porque el vacío se debe rellenar con criterios ajenos, escogidos entre aquellos que sí tienen intenciones, anhelan el poder, quieren el mundo ‘a su manera’ y no respetan ni la diversidad ni la multiplicidad.
Iván Duque está al vaivén de las aguas, sin tener dominio sobre el barco que dirige. Ojalá en momentos de confusión pensara en los hijos, en ese niño de nueve años, Matías, que ‘debería’ ir a la guerra si es un buen colombiano. ¿Su papá lo aceptaría?

Porque las guerras no se pueden seguir haciendo con hijos ajenos, con los de otros que ni se conocen para luego ‘acompañarlos’ compungidos a enterrar sus cadáveres. Todo aquel que considere la guerra una solución, por favor matricule a su hijo o nieto en un curso de violencia donde pueda perder la vida. Pero hágalo ya, porque se está preparando la guerra de hoy y los próximos años que deberán asumir niños y adolescentes que hoy tienen 10 y 12 años. Escoja su ‘contribución’. Por algo los pueblos tienen los gobernantes que merecen.

Sigue en Twitter @revolturas

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