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¿Dónde está el odontólogo?

Cuando escribí la columna sobre Dilian Francisca necesitaba que se me dijera...

20 de octubre de 2015 Por: Gloria H.

Cuando escribí la columna sobre Dilian Francisca necesitaba que se me dijera qué era lo malo de ella para impedir ser Gobernadora del Valle. Lo hice de la manera más directa porque no sabía (ni aún sé) por qué es ‘mala’. Una columnista escribió ‘Todo el mundo sabe’ (¿en ese saber incluimos lo que ‘sabemos’ de Uribe?), para concretar ¿qué? Como una novela, ¡nada! De ese talante, también existen cuentos y chismes hasta del papa Francisco cuando era Arzobispo en Argentina del que se dicen cosas ‘horrorosas’. Pero nadie responde en forma concreta qué hay. En twitter alguien escribió: “Yo sí sé pero eso no me corresponde hacerlo. Aunque si estoy informada, no es de mi injerencia ni interés opinar en asuntos de política”. ¿Cobardía mayúscula?Lo mas peligroso de las campañas son los rumores. “Se dice”, “huele a podrido”, “los buenos somos nosotros”. Hasta la ‘valiente’ Cataño cambió su discurso y ya no hace afirmaciones (óigala bien) si no que ahora lo que expresa lo hace preguntando. Crea la duda pero ya no se atreve a afirmar porque, claro, no tiene pruebas. Arrincónele con micrófono en mano y verá que se sale por la tangente. Algún abogado le debió aconsejar que cambiara afirmaciones por insinuaciones. Porque las demandas a las que se enfrentará son garrafales por lo que sí dijo y está grabado. Entonces siembra dudas, “se dice”, “parece”. No en vano, su grupo político es el Centro Democrático, donde Uribe es maestro de la sospecha, para afuera y para adentro. Qué buena alumna, o qué buen profesor, o ambas cosas. Y si una hoja de vida como la de Cataño es lo ‘de mostrar’ como estudio, experiencia y análisis para acompañar a un posible gobernador y llegar a la Asamblea entonces “apagá y vámonos”.Por redes se habla del odontólogo al que Dilian “tumbó”. Pero el correo no tiene nombre, ni cédula. Otra vez, “se dice”. ¿Dónde está el odontólogo? Que dé la cara, que haga un favor con el departamento y se muestre. Estos valientes ‘cobardes’ dan grima. A su vez, qué viva la honradez ‘oportunista’. En noviembre pasado, Christian Garcés (lo dijo Dilian) la buscó para que lo apoyara (cuando aún no tenía una decisión sobre si sería o no candidata). Le respondió que si ella no iba sería alguien del grupo para el que trabajan políticamente. Christian se molestó con la respuesta e ipso facto Dilian “dejó de ser buena”, no apta para apoyo o gobernadora y la clasificó en el equipo de los deshonestos. Si lo hubiera acompañado, ¿dónde la habría ubicado? Los honestos están con él, (dice su campaña) pero si Dilian lo apoya en qué bando estaría, ¿honesta o deshonesta? Además, de acuerdo a los planteamientos de Garcés, los funcionarios (Ubeimar, secretarios del gabinete) son buenos cuando se está con ellos pero ‘veo’ y son ‘cuestionables’ cuando me distancio. Añade Garcés: “Creo que no soy yo el que debo juzgarla (administración Ubeimar) porque fui uno de sus funcionarios”. Bueno cuando estoy allí (soy cómplice) y malo cuando me retiro. ¿Quién explica?La hoja de vida que muestre logros, experiencia, fogueo, avalará el desempeño en el cargo público. Más que imagen, críticas o apariencia, se requieren criterio y experiencia. Pero sobre todo se necesita que no nos dividan más entre buenos y malos. Creerse de mejor condición moral también es agresivo.

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