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¿Aprendió algo…?

En la entrevista que Yamid Amat le hiciera a Gonzalo Gallo lo...

12 de julio de 2011 Por: Gloria H.

En la entrevista que Yamid Amat le hiciera a Gonzalo Gallo lo que más me llamó la atención fue una pregunta de Yamid: “Con todo respeto, ¿cómo llegó a semejantes ideas?”. Me impactó la sorpresa del periodista ante los conceptos de Gonzalo, y no porque sus ideas fueran estrafalarias, sino por el ‘atraso’ de Yamid respecto a temas que sacuden al mundo actualmente. Conceptos renovados sobre Dios, muerte, religión, espiritualidad y Yamid ¡se sorprende! Una situación que ha pasado ya en otros escenarios cultos o instruidos donde las personas se quedan con los viejos paradigmas de hace 15 ó 20 años. Como si la ciencia, desde muchísimos frentes, no estuviera descubriendo y revaluando conceptos a cada instante. Como si ‘quedarse’ en el conocimiento adquirido no fuera de por sí un despropósito, un atraso. Como dijo Toffler, “los analfabetas del Siglo XXI no serán los que no sepan leer o escribir sino los que no puedan aprender, desaprender y volver a aprender”.Porque (por decir una medida), si en el último mes no ha entrado una idea diferente, nueva y cuestionadora a su cerebro, muy posiblemente usted sea una persona anquilosada. Todos los días los científicos entregan y expelen ideas, explicaciones, investigaciones, experimentos, pruebas. Es un deber ‘ético’ intentar aprender algo de lo nuevo que sucede. Sobre todo si la profesión tiene que ver con comunicación, información o guía de nuevas generaciones. No se puede saber de todo, pero los temas que tienen que ver con la vida y con el comportamiento humano nos presionan a revisar e indagar. Gran parte de lo aprendido es posible que haya sido superado por nuevas concepciones. ¿Qué tan dispuestos estamos a revisar y confrontar lo que se enseñó en el colegio, la universidad o hace un tiempo?Los periodistas están obligados al trajín diario y en este país “no hay tiempo para aburrirse”. Las noticias se superponen una tras otra. Sin embargo, hay momentos en que se percibe que nuestros comunicadores por “ver el árbol no ven el bosque”. Una periodista insistía en que se le hablara de la importancia del instinto maternal, cuando desde la ciencia el concepto está revaluado: ¡No pudo soportarlo y prefirió cortar la entrevista! La ignorancia la bloqueó. Así, el mundo se vuelve absolutamente concreto y mediático. La cotidianidad no da tregua y se vive apagando incendios. Pero la desinformación se multiplica por carecer de elementos de orientación para tantísima gente que cree que los medios son sinónimo de sabiduría. La biología, por ejemplo, cuestiona conceptos. Cada vez que un comunicador, para justificar un comportamiento de alguien, expresa “es por los genes”, no conoce el grado de desinformación que transmite: ¡El ADN puede cambiarse de acuerdo al medio! Existen elementos que transforman la genética, lo dicen los científicos. ‘Biología de las creencias’ de Bruce Lipton, graduado en Stanford. Gregg Braden con su tiempo fractal. Rupert Sheldrake y ‘la mente extendida’. La psicoanalista Elizabeth Lloyd Mayer y los conocimientos ‘extraordinarios’. Lynne Mctaggart con su teoría del campo, son algunos de los que jalonan. La ciencia se mueve y es un acto de humildad aceptar que muchas de las ideas que nutrieron nuestra vida ya no tienen vigencia. Hay que estar abiertos para poder adaptarnos al cambio. De lo contrario seremos viejos de espíritu tratando de sostener una estantería que se derrumba por segundos. Pero no es el fin, sólo el cambio. Por eso padre Llanos: ¿Su vejez es sólo física?

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