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Algo más que biología

La historia del odontólogo Christian Salazar y su pareja, Jorge Sanabria, para engendrar a su hija Guadalupe es un documento que “obliga” a abrir la mente.

19 de junio de 2017 Por: Gloria H.

La historia del odontólogo Christian Salazar y su pareja, Jorge Sanabria, para engendrar a su hija Guadalupe es un documento que “obliga” a abrir la mente. Cuestiona creencias sobre la familia, los hijos, la pareja. Y claro, el impacto mayor se da por el lado de la biología.

¿Qué es lo natural? ¿Nos agotamos en lo biológico, o la condición humana puede ‘trascender’ la naturaleza para construir otras formas de vida y de relación? No, Dios no está ‘en peligro’. Imposible creer que los humanos somos más poderosos y estamos ‘dañando’ su obra cumbre con los cambios y descubrimientos del mundo moderno. Pero una historia como la de esta pareja sí es un cuestionamiento a qué tanto la biología es una camisa de fuerza, o como lo dice Bruce Lipton, (U. de Stanford), la epigenética (por encima de la genética) prueba que existen factores superiores que pueden cambiar hasta nuestro ADN, lo que no es aceptado por la ciencia ortodoxa. Para ella sólo somos y nos comportamos como ratones. ¡Pura biología!

Sin embargo, hoy es imposible desconocer los adelantos de la Física Cuántica que prueba, por ejemplo, cómo el observador (o investigador) altera la investigación que realiza porque su propia y personal energía le da un sello particular. Aquello en lo que hemos creído se mueve y es necesario “abrir la mente”. ¿Podremos entonces también ‘trascender’ lo biológico?

Christian y su compañero, con una relación estable, querían tener hijos propios. El famoso referendo de Vivianne Morales los previno para saber que ellos, una pareja del mismo sexo tendrían dificultades para adoptar en Colombia. Había que mirar para afuera. Cada uno de ellos colocaría espermatozoides sin importar cuál engendraría el hijo o hija, complementando con la opción ‘donante de óvulos’ y luego ‘vientre alquilado’. Dos mujeres diferentes en países diferentes. En EE.UU. buscaron el perfil de mujer compatible con los rasgos físicos de los padres como la donante de óvulos y luego recurrieron en México, a una mujer que alquilara su vientre y cumpliera con los requisitos de ser ya madre soltera y joven, de manera que no se apegara al bebé y pudiera entregarlo. Hubo un primer intento fallido y luego el segundo. El proceso no fue instantáneo pero hoy, se llama Guadalupe. Una niña preciosa educada por sus dos padres. El resultado está a la vista y Cristian y su pareja hasta imaginan darle un hermanito a Guadalupe. ¿Qué va a suceder?

Las preguntas están a pedir de boca. ¿Le darán legalmente un hermanito a la niña con otra donante y otro vientre de alquiler? ¿Guadalupe es hija biológica de la mujer de ‘alquiler de vientre’? ¿De acuerdo a la legislación actual la podría llamar mamá? ¿Es hermana de los hijos de su mamá de ‘alquiler de vientre’? ¿Y con la mujer que donó los óvulos qué relación tendría? Sí, es una verdadera revolución que cuestiona el sentido de familia, la biología, la vincularidad parental, la legislación sobre derechos y obligaciones sobre los hijos. Pero el que haya multitud de preguntas no ‘agota’ el proceso de una pareja del mismo sexo que desea tener un hijo propio. La humanidad está abocada a conciliar adelantos científicos y tecnológicos con legislaciones que pareciera se construyeron para quedarse congelados. La mente es como un paracaídas, sólo sirve si se abre…

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