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Al otro día

No soy partidaria de hacer futurología, ni me atrae la idea de...

26 de enero de 2016 Por: Gloria H.

No soy partidaria de hacer futurología, ni me atrae la idea de pensar en lo que puede pasar. Lo único real que tenemos es el presente y ‘las aves de mal agüero’ que disfrutan pronosticando desastres, tragedias y problemas, por salud mental, las evito. Respeto a quienes lo hacen porque cada quién tiene derecho a ‘intoxicarse’ con lo que desee. La toxicidad de los malos pensamientos, de las desgracias y de “lo terrible que está por venir” es una decisión personal y por lo tanto merece respeto. Sin embargo creo que sería ilustrativo hacer una construcción emocional, más que mental, de lo que puede pasar al otro día del plebiscito por la paz. ¿Qué puede suceder si gana el NO? ¿Qué puede suceder si triunfa el SI? Al día siguiente con el NO triunfante muy posiblemente Álvaro Uribe, Alejandro Ordóñez, su grupo y sus seguidores, acapararían todas las miradas y con “inmensa satisfacción” expresarían que ellos ya lo habían pronosticado, que ese proceso de paz ‘era’ un fracaso y que este es el resultado lógico de ese embeleco. Que ese ejercicio de impunidad no podría patrocinarse y que el pueblo colombiano, sensato y maduro, no quiere “esa paz”. Para eso están ellos, los que siempre tuvieron la razón, están ellos, el grupo del No, donde ellos ‘sí’ están en condiciones de construir la ‘verdadera’ paz y por lo tanto ellos van a ofrecer ‘su’ programa redentor. Ellos sí tienen la razón y la verdad. Uribe, con su dedo señalador, repetiría que Santos, traidor y corrupto, siempre estuvo equivocado, que él ya lo sabía y que la verdadera alternativa está en su grupo. Y mientras la satisfacción inunda el corazón de los que votaron por el no, (todos aquellos que mandan twitters y cadenas tan brillantes de ejemplos en que la guerra debe continuar mientras ellos encuentran la fórmula salvadora), las balas, desastres y matanzas, volverán a inundar los pueblos y veredas de Colombia. Ah, claro, ninguno de los que votó por el No, estará dispuesto a dejar que un hijo, un nieto, un hermano, un padre o tío siga en esa guerra absurda. No, serán los otros los soldados del gran Ejército Colombiano, serán los familiares de los extraños, porque no acepto que ninguno de los míos conforme esa guerra absurda. Pero (cómo se explica) bala y más bala es lo que necesitan esos guerrilleros hp. Se deben rendir, humillar, arrastrar. Nos deben besar los pies si quieren reintegrarse a la vida ciudadana. Escenario posible al otro día ganando el no.Y si Colombia acepta el Si, acepta que está en el camino sin haber alcanzado aún la meta definitiva. Acepta que es una sociedad que revisa su historia y corrige sus defectos de convivencia, desigualdad y exclusión. Acepta sus errores, sus atropellos y exabruptos, pero concilia para construir una sociedad más equitativa, donde las necesidades, deseos y expectativas de todos los grupos sean escuchadas. El sólo proceso de paz ha generado los 6 meses más tranquilos en pueblos y veredas de la región. El postconflicto no solucionara todos los problemas pero trabajara con las emociones de colombianos y colombianas que creemos que se puede vivir de manera diferente. Creer en nosotros mismos y lo que somos capaces de lograr es sanador y genera mejor calidad de vida. Con el No, fracasamos, con el Si construimos. ¡Escoja!

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