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‘María’, en inglés

Silvia Patiño, que nos ha acostumbrado a impecables y bellas ediciones de...

30 de enero de 2012 Por: Germán Patiño

Silvia Patiño, que nos ha acostumbrado a impecables y bellas ediciones de nuestros clásico literarios (María, El Alférez Real, La vorágine, Mompox y Cantos de mi Tierra de Candelario Obeso, entre otros) nos acaba de sorprender con la primera traducción completa de la novela de Isaacs al inglés.Y esta es la primera sorpresa, pues creíamos que la traducción hecha en 1890 por Rollo Ogden y publicada por Harpers & Brothers en New York, abarcaba la novela completa. Y ahora nos enteramos -más de un siglo después- que aquella traducción omitió capítulos enteros y varios párrafos importantes. Debimos sospecharlo, porque en el muy buen prólogo de Thomas Janvier a aquella edición de 1890, él habla de “los pasajes de María” que le llegarán al lector estadounidense.Pero nadie, que yo sepa, se había puesto a la tarea de confrontar la primera traducción al inglés con la novela original, ni siquiera la incansable María Teresa Cristino. Gracias a Silvia y a José Sptizer Uribe, el traductor actual, nos enteramos que la novela de Isaacs llegó mutilada al lector de habla inglesa.Y digo mutilada porque una parte esencial de María, la historia de Nay y de los esclavos africanos quedó por fuera de la traducción de Rollo Ogden. Y es bien sabido que aquel relato, una especie de “novela dentro de la novela”, en el que se muestra la sensibilidad de Isaacs para tratar el tema de la esclavitud en la hacienda vallecaucana del Siglo XIX, es uno de los aportes fundamentales de María para comprender la vida cotidiana del pueblo vallecaucano en la época referida.Sin el romance de Nay y Sinar María pierde buena parte de su complejidad y profundidad. Y, si se piensa un poco, resulta comprensible que la traducción estadounidense de 1890 omitiera aquél relato de negros. Estados Unidos hacía poco había salido de la Guerra de Secesión, unas carnicería brutal que tuvo a la esclavitud en su centro, y los prejuicios raciales estaban a la orden del día en la nación norteamericana. Tratar a los esclavos y a los negros como seres humanos, tal como lo hace Isaacs en las páginas omitidas de la traducción de María, revelando sus sentimientos, su alma y sus valores comunitarios, habría sido demasiado radical en ciertas regiones de EE.UU.Desde luego, este tema no era desconocido para el lector estadounidense, pues la escritora Harriet Beecher Stowe ya había publicado La cabaña del tío Tom (Uncle Tom's Cabin) el 20 de marzo de 1852. Tuvo un enorme éxito hasta el punto de que fue el segundo libro más vendido después de la Biblia, en los Estados Unidos. Y produjo un efecto profundo en la sociedad estadounidense de la época. Se cuenta que Abraham Lincoln, cuando conoció a Harriet después de la guerra de secesión, le dijo: “¿Y Ud. es la pequeña mujer que causó esta gran guerra?”.Por eso mismo era odiado, tanto en el Sur de EE.UU. como en los sectores sociales que habían hecho del racismo una causa de su vida.Tal vez aquel temor llevó a que se omitiera el relato de Nay en la primera traducción de María al inglés. Ahora Silvia Patiño y José Spitzer han corregido aquel gran error, reivindicando a Isaacs y brindándole la oportunidad al lector estadounidense para que pueda disfrutar completa esta gran novela.Nuestro Embajador en Estados Unidos debiera llevársela de regalo al presidente Obama.