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Malos amigos

Como es usual en ella, la exsenadora Piedad Cordoba salió con unas...

30 de julio de 2012 Por: Germán Patiño

Como es usual en ella, la exsenadora Piedad Cordoba salió con unas declaraciones imprudentes con motivo de los conflictos que vive la comunidad Nasa en el Cauca.El video que la muestra arengando a un grupo de campesinos en Miranda revela que sigue siendo la misma mujer deslenguada que parece decir cosas sin pensar y que lanza acusaciones que no puede probar. Ella se caracteriza por la verborrea y necesita de media hora para decir lo que podría sostenerse en dos minutos. La capacidad de síntesis no es una de sus virtudes.Por ese manzanillismo termina sosteniendo ideas temerarias, pues lo único que busca es el aplauso de la galería. Así lo hizo al sugerir que la fuerzas militares son responsables de sembrar minas quiebrapatas en los campos del Cauca. Y lo hizo taimadamente, sin acusar a nadie en concreto, pero por el contexto de su discurso, dirigido a criticar el accionar de la fuerza pública contra los derechos de los indígenas, se desprende que este horror también es imputable a los soldados colombianos.Doña Piedad nunca ha sido santa de mi devoción por ese tipo de cosas que sostiene, por lo general en contravía de la realidad. Y por sus constantes contradicciones. Feroz enemiga de Álvaro Uribe, también formó parte del movimiento de William Jaramillo, que en su momento hizo campaña para elegir al mismo Uribe como gobernador de Antioquia. Alguna desavenencia burocrática la puso en contra del gobernador que eligió.Su inconsecuencia la ha hecho pasar del clientelismo liberal a aparecer como una especie de adalid de izquierda, sin que tenga ni la formación ni la experiencia. Mucho va de los razonados y bien fundamentados debates de Jorge Robledo, a pesar de su dogmatismo, a la verborrea insultante de Córdoba. Desprestigia a la propia izquierda que pretende representar.Pero también al movimiento indígena que dice apoyar. Por sesgada e inoportuna. Olvida que los Nasa también han pedido que las Farc abandonen los territorios indígenas, lo mismo que los demás actores armados. Olvidar ese punto esencial es presentar a los dirigentes indígenas como enemigos tan solo de la Fuerza Pública. En el fondo es hacerle un favor a las Farc, que condicionó su salida de los territorios indígenas a la salida “del ejército y los paramilitares”, como si ellos, los más antiguos invasores de esos territorios, estuvieran en posición de condicionar cualquier cosa.Y olvida también que la práctica terrorista de minar campos es atribuible, sobre todo a la guerrilla, bien para emboscar soldados, bien para proteger narcocultivos y laboratorios ocultos en las selvas. En ellas caen niños y campesinos que habitan en las cercanías. Sugerir que este horror es responsabilidad de las fuerzas militares resulta una temeridad y una infamia.Por ese tipo de cosas, entre otras, es que doña Piedad tiene tan mala imagen entre la mayoría de colombianos. No por afrodescendiente, como pregona, buscando una exculpación traída de los cabellos, sino por su mezcla de irresponsabilidad y manzanillismo.Con amigos así para qué enemigos, deben pensar en este momento ls indígenas del Cauca. De sus territorios deben salir las Farc y los demás actores armados, pero también todos los oportunistas que quieren pescar en río revuelto.